El matrimonio Warren regresa a la cartelera ‘Obligado por el demonio’


El mes de junio comienza con la promesa de ser el pistoletazo de salida para una programación de esperados e importantes estrenos. Si durante las últimas semanas, en mayor o menor medida, han ido llegando títulos de distinto calado, en los próximos días vamos a ver una retahíla de novedades llamadas a llenar las salas todo lo que la pandemia lo permita. Y comenzamos por este viernes, 4 de junio, con una dosis de terror muy codiciada por los fans.

Se trata de Expediente Warren: Obligado por el demonio, tercera entrega de la famosa y exitosa saga que pondrá los pelos de punta a más de uno. Dirigida por Michael Chaves (La Llorona), esta producción estadounidense se centra en uno de los casos más sensacionales de los archivos del matrimonio Warren. La trama arranca con la lucha por el alma de un niño, pero terminó yendo mucho más allá para convertirse en el primer caso en la historia de los Estados Unidos en que un sospechoso de asesinato utilizaría la posesión demoníaca como argumento en su defensa. El reparto vuelve a estar encabezado por Patrick Wilson (Midway) y Vera Farmiga (Godzilla: el rey de los monstruos), a los que se suman Julian Hilliard (serie Penny Dreadful: City of Angels), Ruairi O’Connor (Alcanzando tu sueño), Sterling Jerins (Daisy Winters), Charlene Amoia (Vitals) y Shannon Kook (Goliath), entre otros.

Canadá e Irlanda colaboran en Sueños de una escritora en Nueva York, drama de 2020 que lleva a la gran pantalla la novela autobiográfica de Joanna Smith Rakoff. La cinta arranca cuando una joven que aspira a ser una gran escritora en la Nueva York de los años 90 logra un trabajo en una agencia literaria. Su función será la de ayudante de la agente literaria de J. D. Salinger. Entre sus funciones está la de responder cartas de fans. Poco a poco se irá apartando del protocolo, personalizando las respuestas utilizando la voz del gran escritor. Pero en ese proceso terminará por descubrir su propia voz. Philippe Falardeau (La buena mentira) escribe y dirige esta adaptación que protagonizan Margaret Qualley (Érase una vez en… Hollywood), Sigourney Weaver (Un monstruo viene a verme), Douglas Booth (Mary Shelley), Colm Feore (La viuda), Matt Holland (Elephant song), Théodore Pellerin (Ville neuve) y Seána Kerslake (Bosque maldito).

La película española de esta semana es Karen, drama biográfico sobre la danesa Karen Blixen. La cinta es un relato íntimo de sus últimos tiempos en África y de la extraña amistad que forja con su criado somalí, cuyas diferencias desaparecen ante un entendimiento ancestral. Dirigida por María Pérez, quien debuta de este modo en el largometraje de ficción, el film está protagonizado por Christina Rosenvinge (La pistola de mi hermano), Alito Rodgers (Wax) e Isabelle Stoffel (Los exiliados románticos).

Desde Francia nos llega Dios mío ¡los niños han vuelto!, comedia de 2020 que dirige y protagoniza Michèle Laroque (Una mujer brillante) y cuyo argumento gira en torno a un feliz matrimonio que tras años casado, él parece tener ojos solo para sus bonsáis, y ella pasa los días sintiéndose ignorada. Sus vidas cambian cuando su hija, de 27 años, llegue con su novio para pasar un tiempo después de que les hayan echado de su piso. Con el hombre sumido en una crisis de la mediana edad y los jóvenes sin ninguna intención de marcharse, la mujer intentará que vuelvan a abandonar el nido para retomar las riendas de su vida. Junto a Laroque, Stéphane De Groodt (No molestar), Alice de Lencquesaing (Cartas a Roxane) y Olivier Rosemberg (Fracassés) forman el cuarteto de actores principal.

El drama biográfico también está presente en The Good Traitor, cinta danesa de 2020 que aborda la figura de Henrik Kauffmann, embajador de aquel país en Washington en 1939. Con el comienzo de la II Guerra Mundial, y después de que las tropas alemanas invadieran Dinamarca, este embajador tomó la decisión de declararse único representante verdadero de un país libre y en clara oposición a los nazis. Christina Rosendahl (Idealisten) se pone tras las cámaras, mientras que el reparto está encabezado por Ulrich Thomsen (El espacio entre las líneas), Burn Gorman (Pacific Rim: Insurrección), Ross McCall (The beautiful ones), Denise Gough (Juliet, desnuda), Zoë Tapper (El secreto de la isla) y Pixie Davies (El regreso de Mary Poppins).

También es de origen danés la película Shorta. El peso de la ley, thriller de acción que tiene como protagonistas a dos policías que, durante una patrulla rutinaria por el gueto de Svalegarden, deberán hacer frente a un infierno sin salida provocado por la muerte de un joven inmigrante que había entrado en coma bajo tutela judicial, lo que desata violentos disturbios en el vecindario. Dirigida a cuatro manos por Frederik Louis Hviid y Anders Ølholm, ambos debutantes en el largometraje, la cinta está protagonizada por Jacob Lohmann (Los traductores), Simon Sears (Vinterbrødre), Tarek Zayat, Issa Khattab, Özlem Saglanmak (Hijos de Dinamarca) y Arian Kashef (serie Cuando el polvo se asienta).

El film más internacional de la semana es Gaza mon amour, drama de 2020 con capital palestino, francés, alemán, portugués y qatarí que escriben y dirigen Arab y Tarzan Nasser (Dégradé). El argumento, ambientado en la Gaza actual, sigue a un pescador de 60 años que está enamorado en secreto de una mujer que trabaja como modista en un mercado local. Cuando por fin se decide a confesarle su amor, en sus redes encuentra una estatua griega de Apolo. Cuando ese valioso tesoro se descubre su vida se complica tanto que pondrá en peligro todos sus planes. Salim Dau (Todo pasa en Tel Aviv), Hiam Abbass (Blade Runner 2049), Maisa Abd Elhadi (Los informes sobre Sarah y Saleem), George Iskandar (The last band in Lebanon) y Manal Awad (Al-mor wa al rumman) encabezan el reparto.

Terminamos el repaso a los estrenos de ficción con Un pequeño contratiempo, comedia romántica procedente de Australia que arranca cuando un joven acostumbrado a dejarlo todo para ‘después’ conoce a una chica con la que empieza una relación. Un día, cuando acude a visitar la tumba de su padre, se encuentra con una misteriosa mujer que le hace un regalo muy especial. A partir de ese momento, su vida pasará a toda velocidad, despertándose cada día un año más viejo, justo en su aniversario. Escrita y dirigida por Josh Lawson (La pequeña muerte), quien se reserva un papel en el film, entre los principales actores encontramos a Rafe Spall (Jurassic World: El reino caído), Zahra Newman (La verdad), Ronny Chieng (Crazy rich asians), Noni Hazlehurst (Ladies in black), Dena Kaplan (serie Dance academy) y Benjamin Taylor.

En cuanto al género documental, la única propuesta es Errantes sin retorno. Una historia rohingya, cinta dirigida por Mélanie Carrier y Olivier Higgins centrada en el campo de refugiados de Kutupalong, el más grande del mundo. La película se centra en varios exiliados de la minoría musulmana rohingya, que huyeron de Myanmar para escapar del genocidio. Su vida, que transcurre entre poesía, pesadillas, reparto de comida y partidos de fútbol, es un testimonio de una dura realidad diaria y de los fantasmas que les persiguen.

‘Los crímenes de Grindelwald’ afrontan ‘Malos tiempos en El Royale’


El mes de noviembre está siendo muy prolífico en lo que a estrenos se refiere. Muchas novedades semana tras semana, y muchas de ellas enfocadas al gran público, lo que da como resultado una amplia selección de títulos en los principales cines del país. Y este viernes, día 16, no es diferente. Magia, thriller, drama, comedia y cine familiar se dan cita en la cartelera española.

Y el primero de estos títulos es Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald, continuación de la cinta de 2016 que, a su vez, surge del universo de ‘Harry Potter’. La trama se desarrolla meses después de el protagonista ayude a capturar al mago oscuro que da nombre al film. Sin embargo, este logra escapar y reunir a un grupo de seguidores para alzarse sobre cualquier ser no mágico. El joven Newt Scamander deberá unir fuerzas con otros magos, entre ellos su antiguo maestro Dumbledore, para enfrentarse de nuevo a un enemigo más peligroso que nunca. David Yates (La leyenda de Tarzán) vuelve a ponerse tras las cámaras de esta producción británica y estadounidense como ya hiciera con la primera parte, mientras que en el reparto encontramos a Eddie Redmayne (La chica danesa), Katherine Waterston (Alien: Convenant), Dan Fogler (Becks), Jude Law (Rey Arturo: La leyenda de Excalibur), Johnny Depp (Asesinato en el Orient Express), Ezra Miller (Liga de la Justicia), Zoë Kravitz (Una noche fuera de control) y Carmen Ejogo (Llega de noche).

Puramente norteamericana es Malos tiempos en El Royale, thriller dramático escrito y dirigido por Drew Goddard (La cabaña en el bosque) que arranca cuando siete desconocidos con numerosos secretos a sus espaldas se reúnen en un viejo hotel que cuenta con un oscuro pasado. A lo largo de una única y fatídica noche tendrán la última oportunidad de redimirse antes de que todo se vaya al infierno. El reparto coral está encabezado por Chris Hemsworth (Thor: Ragnarok), Jeff Bridges (Kingsman: El círculo de oro), Jon Hamm (Baby driver), Dakota Johnson (Cincuenta sombras de Grey), Cynthia Erivo, Lewis Pullman (La batalla de los sexos), Nick Offerman (En pecado), Cailee Spaeny (Pacific Rim: Insurrección) y Shea Whigham (Kong: La Isla Calavera).

Reino Unido y Estados Unidos también colabora en Colette, drama biográfico sobre la novelista, periodista, guionista, libretista y artista de revistas y cabaré francesa que se hizo famosa con la novela ‘Gigi’, y que se vio obligada a firmar con el nombre de su marido mientras luchaba por cambiar las normas instauradas en la sociedad. Condecorada con la Legión de Honor y de escandalosa reputación, a su muerte se le negó un funeral católico al ser atea, pero es la única escritora del país galo que ha tenido funerales de estado. Wash Westmoreland (Siempre Alice) dirige esta historia protagonizada por Keira Knightley (Everest), Dominic West (Money monster), Eleanor Tomlinson (serie Poldark), Fiona Shaw (El hipopótamo), Ray Panthaki (One crazy thing), Aiysha Hart (Honour) y Denise Gough (Jimmy’s Hall).

Puramente británica es Cuando yo no esté, drama de 2016 basado en la novela de St. John Greene que arranca cuando a una mujer le diagnostican cáncer de mama incurable. A partir de ese momento comienza a elaborar una lista para su marido con el objetivo de ayudarle a crear la mejor vida posible para sus dos hijos. Niall Johnson (Secretos de familia) es el encargado de esta adaptación tanto sobre el papel como detrás de las cámaras, mientras que Rafe Spall (La gran apuesta), Emilia Fox (Suspension of disbelief), Elaine Cassidy (El loft), William Stagg (The four warriors) y Matthew Stagg (The chameleon) son los principales actores.

En lo que a producción española se refiere, El desentierro es el título de la nueva película de Nacho Ruipérez (Blue lips), un thriller cuyo punto de partida es la muerte de un hombre. Su sobrino regresa a España, desencadenando una serie de acontecimientos que revelarán un oscuro pasado de drogas, alcohol, prostitución y organizaciones criminales que todavía hoy sigue presente. El reparto está encabezado por Michel Noher (Ochentaisiete), Leonardo Sbaraglia (Nieve negra), Jan Cornet (Perdona si te llamo amor), Jelena Jovanova (En tierra de sangre y miel) y Nesrin Cavadzade (Son mektup).

También procede de España el drama Alegría, tristeza, cuya trama gira en torno a una familia vital y carismática formada por el padre, bombero de profesión, la madre y la hija. Un trágico incidente hará que el padre sufra un duro golpe a partir del cual no podrá recuperarse emocionalmente, siendo incapaz de empatizar y reconocer los sentimientos de los demás. Se inicia entonces una terapia en la que su hija tendrá un papel fundamental. Dirigida por Ibon Cormenzana (Los Totenwackers), la película está protagonizada por Roberto Álamo (La niebla y la doncella), Manuela Vellés (Lobos sucios), Claudia Placer (Verónica), Pedro Casablanc (Bajo la Rosa) y Carlos Bardem (Assassin’s Creed).

De 2017 es Maniac Tales, film español compuesto por cinco relatos de intriga y terror unidos por una historia troncal. Un mexicano inmigrante ilegal en Estados Unidos que vive en las calles recibe una oferta de trabajo aparentemente sencilla: ser portero en un edificio antiguo. Pero la situación pronto se complica ya que una de las inquilinas, guionista de profesión, ha desaparecido junto con el último capítulo de una famosa serie de televisión, que da nombre a esta cinta. Denise Castro (Salvación), Enrique García (321 días en Michigan), Abdelatif Hwidar (Kanimambo), Kike Mesa y Rodrigo Sancho son los encargados de dirigir cada segmento, mientras que en el coral reparto encontramos a Enrique Arce (Juegos de familia), Alex Hafner (Killing Frisco), Carlos Reig-Plaza (13), Minnie Marx (Ahora o nunca), Mark Schardan (Palmeras en la nieve) y Alicia Montesquiu, entre otros.

La comedia tiene a su principal representante en Mi obra maestra, cinta con capital español y argentino dirigida por Gastón Duprat (El ciudadano ilustre) que aborda la relación entre dos amigos mal avenidos, un arisco pintor y un galerista de arte que intenta reflotar la carrera del artista. A pesar de no coincidir en casi nada, su amistad dura ya varias décadas, lo que genera no pocas tensiones entre ellos en todo tipo de situaciones. Guillermo Francella (El misterio de la felicidad), Luis Brandoni (Sólo se vive una vez), Raúl Arévalo (Cien años de perdón), Andrea Frigerio (Pasaje de vida) y María Soldi (serie Historia de un clan) encabezan el reparto.

Entre el resto de estrenos europeos encontramos Kika Superbruja, nueva aventura de invierno, comedia familiar con toques dramáticos producida en Alemania y que vuelve a llevar a la gran pantalla los personajes de Knister, en esta ocasión para narrar cómo después de un hechizo que lanza la joven protagonista el ayudante de Santa Claus comienza a causar estragos en la ciudad. Para solucionarlo Kika deberá viajar a la Edad Media y salvar la Navidad. Wolfgang Groos (Las hermanas vampiras) dirige esta cinta de 2017 protagonizada por Hedda Erlebach (Die Anfängerin), Jürgen Vogel (Winnetou: Un nuevo mundo), Anja Kling (Socorro, he encogido a la profe) y Neil Malik Abdullah (Ein tick anders).

Argentina en exclusiva produce La educación del Rey, drama dirigido en 2017 por Santiago Esteves, quien de este modo debuta en el largometraje. La trama se centra en un adolescente al que le apodan ‘Rey’ que, en su noche de bautismo como delincuente, termina escapando y cayendo en el patio de un guardia de seguridad retirado. Este le ofrece dos opciones: o arreglar los desperfectos causados o ser denunciado a la policía. El joven opta por lo primero, y a medida que su relación crece se parece cada vez más a las leyendas de formación de un soberano. Pero el pasado siempre vuelve, y los cabos sueltos del crimen les irán acosando cada vez más. Entre los principales actores encontramos a Martín Arroyo, Germán de Silva (Los del suelo), Matías Encinas, Walter Jakob (Elefante blanco) y Mario Jara.

Respecto al género de animación, Condorito: La película es una aventura cómica dirigida a cuatro manos en 2017 por Alex Orrelle y Eduardo Schuldt (La Entidad). Con capital peruano, el argumento adapta a la gran pantalla al famoso personaje, que deberá salvar a su cuñada de un grupo de alienígenas que la han abducido. Lo que no había pensado es que durante su ausencia su novia será tentada románticamente por un rico pretendiente. La cinta cuenta con las voces originales de Omar Chaparro (Compadres), Jessica Cediel (Todas para uno), Cristián de la Fuente (Enamorándome de Abril), Jey Mammon (serie La pelu) y Coco Legrand (Lokas).

Con más retraso llega Trenk, el pequeño caballero, aventura animada de 2015 que cuenta con capital alemán y austríaco y cuya trama sigue a un joven campesino que sueña con convertirse en un valiente caballero. Su condición, sin embargo, es un impedimento. Por eso decide viajar a un castillo, donde conocerá a un Sir y a su hija, quienes le ayudarán a lograr su sueño. Anthony Power (La leyenda del pirata Barbanegra) dirige esta cinta en la que Georg Sulzer (V8 2: La venganza de los nitros), Axel Prahl (Harms) y Johannes Zeiler (Oktober november) ponen las principales voces.

Terminamos con un repaso a los documentales, y entre ellos destaca Oscuro y Lucientes, escrito y dirigido por Samuel Alarcón, quien debuta de este modo en el largometraje. Esta producción española aborda la muerte de Francisco de Goya en 1928 durante su exilio francés. Enterrado en el cementerio local de Burdeos, ni siquiera la familia del artista reclamó en su momento el cadáver, por lo que no fue hasta décadas después cuando el cónsul español en aquella localidad reclamó el cuerpo y lo trajo a España. La sorpresa fue que al abrir la lápida la cabeza de Goya había desaparecido.

Otra de las novedades es Ni distintos ni diferentes: Campeones, cinta que Álvaro Longoria (The propaganda game) dirigió al mismo tiempo que producía Campeones (2017). La cinta relata la vida de los actores protagonistas fuera de los escenarios, en su día a día en una sociedad que no está preparada para ellos, todo a través de la emoción y el humor.

España y Estados Unidos colaboran en El silencio de otros, en torno a la lucha que a día de hoy siguen realizando las víctimas y los supervivientes del franquismo. Filmado a lo largo de seis años, el documental es un relato intimista sobre el modo en que afrontan su situación y cómo preparan la conocida como Querella Argentina. Robert Bahar y Almudena Carracedo, directores de Made in L.A. (2007) se ponen tras las cámaras.

También se estrena Matangi/Maya/M.I.A., coproducción británica y estadounidense en torno a la figura de la artista de Sri Lanka, concretamente a su faceta como activista política. La cinta está dirigida por Steve Loveridge, en el que es su primer largometraje.

Terminamos este repaso con Shut up and play the piano, coproducción entre Alemania, Francia y Reino Unido que dirige Philipp Jedicke en el que es su debut en el largometraje cinematográfico. La cinta es un viaje de la mano de Chilly Gonzales que lleva al espectador desde el punk de Berlín a las orquestas filarmónicas, contando para ello con conocidos artistas y grupos de la escena musical.

‘Jurassic World: El reino caído’: de vuelta a los orígenes


Como cualquier género o subgénero, el cine de dinosaurios debe ofrecer con cada película algo nuevo, diferente. Y en esta ocasión esa diferencia no es otra que nuevas criaturas creadas genéticamente a partir de otros dinosaurios. En realidad, la fórmula no es nueva, porque ya ocurrió en la primera entrega de esta nueva serie de films, pero sí es nuevo el enfoque que aporta J. A. Bayona (Lo imposible), o al menos lo suficientemente fresco y respetuoso con el original como para superar a su predecesora.

Porque es la labor del director la que marca la diferencia. Y curiosamente, lo hace homenajeando al maestro Spielberg y ese film que ahora cumple 25 años y que, como queda patente con este Jurassic World: El reino caído, está más en forma que muchas otras historias. Desde el tratamiento de los personajes hasta la iluminación y los juegos con las sombras de los dinosaurios, pasando por detalles como la herida en la pierna de la heroína o esa suerte de extraña familia formada por las necesidades del momento, Bayona opta por mirar en el espejo del film que lo inició todo y aprovechar los recursos narrativos en su propio beneficio para conformar un relato fresco, dinámico, por momentos intenso y cargado con parte de la magia que, por ejemplo, no tenía el film de 2015.

Su labor, sin embargo, no oculta un guión más bien deficiente en lo que a narrativa se refiere. Si bien es cierto que el tratamiento de personajes es correcto (y la labor de todo el reparto es espléndida), el desarrollo del arco argumental es excesivamente lineal, recurriendo a lugares comunes y giros argumentales previsibles, sin dar pie a la sorpresa o a una cierta intriga en una trama, por otro lado, entregada al entretenimiento en estado puro. Y esto no es algo necesariamente malo, al contrario: consciente de las dificultades de aportar algo nuevo y diferente, opta por una historia que para muchos será «más de lo mismo» y vestirla de forma elegante y sobresaliente con la firma de Bayona.

Este Jurassic World: El reino caído es lo que toda secuela debe ser: más acción, más diversión, más adrenalina y, en pocas palabras, mejor que su predecesora. Con una fuerza visual que no es veía en la saga desde el primer film, Bayona imprime un toque imprescindible para entender la calidad del film, que recurre a temas del film original como la familia, las dudas sobre la ética de crear dinosaurios o el poder y la avaricia de aquellos que desean sacar rédito económico a una fuerza de la naturaleza de este calibre. En este sentido, posiblemente lo mejor del film sea su final, abriendo la puerta a una tercera entrega con posibilidades infinitas.

Nota: 7/10

‘Mi amigo el gigante’: Spielberg, el mago


Mark Rylance da vida a 'Mi amigo el gigante'.Es fácil identificar a un gran director cuando se está ante un film magnífico, pero eso puede llevar a engaño. Es entonces cuando uno debe revisar las películas menores, las historias que, a pesar de tener menos interés, resultan un viaje fascinante en muchos de sus aspectos. Y es entonces cuando surgen nombres como el de Steven Spielberg (La guerra de los mundos). No seré yo quien ponga en cuestión la grandeza de este director, pero sí haré hincapié en su capacidad para convertir en oro todo lo que toca, aunque esto sea un producto en principio algo mediocre.

Porque sí, Mi amigo el gigante es una historia enfocada en exclusiva para los más jóvenes, carente de grandes conflictos aunque con un trasfondo dramático más que notable. Su historia, irregular, tiene ritmo durante la presentación de sus personajes, pero cae en un cierto tedio autocomplaciente durante buena parte del segundo acto, para recuperar enteros en su tramo final, cuando el personaje de Penelope Wilton (serie Downton Abbey) hace acto de presencia. Y si bien es cierto que posee una fuerte carga dramática y un mensaje moral muy interesante (la marginación, la pérdida de seres queridos, la amistad), no lo es menos que el guión no termina de aprovechar el potencial narrativo de la historia.

Ahora bien, todo eso queda en un segundo plano durante la mayor parte del viaje. ¿Por qué? Bueno, pues por la magia de Spielberg. Su lenguaje audiovisual saca el máximo provecho tanto del mundo digital creado para la ocasión como de los actores de carne y hueso. Su apuesta por la captura de movimientos permite al espectador identificar a cada uno de los actores que dan vida a los gigantes, empezando por un inmenso Mark Rylance (Las hermanas Bolena). En este sentido, la secuencia del desayuno en el palacio real o la caza de sueños son momentos mágicos, con una carga emotiva y divertida sin igual. Y por supuesto, la calidad visual de los efectos. Durante buena parte del metraje no pude evitar recordar Beowulf, aquel film de 2007 dirigido por Robert Zemeckis (Polar Express) que, en cierto modo, supuso el pistoletazo de salida para esta técnica.

¡Y cómo ha cambiado! Mi amigo el gigante tiene muchos problemas, tal vez demasiados para lo que Spielberg nos tiene acostumbrados, pero la factura impecable de su narrativa, la calidad visual de sus personajes creados por ordenador a partir de actores de carne y hueso, y la magia que desprende todo el film hacen que esos problemas se reduzcan y, en muchos momentos, se dejen a un lado. Es verdad que no es de las mejores películas del director, pero tampoco pretende serlo. Es, más bien, un cuento sin demasiada trascendencia. Pero incluso los cuentos varían según quién los cuente.

Nota: 6/10

‘Black Mirror: White Christmas’, evolución formal de una serie futurista


Jon Hamm es el principal protagonista de 'Black Mirror: White Christmas'.Hay muchas series que son consideradas de forma general como una serie de culto. Pero en ese grupo son muy pocas las que pueden demostrarlo con hechos. Tener el poder de producir un único episodio especial navideño que se convierta, además, es una especie de capítulo único de una hipotética temporada es uno de esos hechos demostrables. Bajo este punto de vista, Black Mirror: White Christmas es la confirmación de que esta serie ha logrado traspasar fronteras y convertirse en un referente cultural. Y eso con menos de una decena de episodios en total. Pero como no se trata de alabar por alabar la serie creada por Charlie Brooker (serie Dead set), vamos a analizar los principales pilares que dotan a este episodio de la calidad que desprende.

Sin duda uno de los aspectos formales más llamativos de este capítulo especial es su propia estructura narrativa, planteada como una trama con tres subtramas que abordan problemáticas tecnológicas diferentes pero que, en definitiva, conforman una única historia completa definida por el planteamiento, el nudo y el desenlace. La sutileza con la que Brooker aborda estas tres fases del desarrollo dramático es ejemplar, impidiendo en todo momento que la historia caiga en la explicación fácil y optando por un planteamiento más natural y menos evidente. Esto provoca que durante los primeros minutos el espectador no llegue a comprender la magnitud de lo que ocurre en pantalla, intuyendo a través de diálogos un aspecto mínimo de lo que realmente ocurre. Es a través de las tres historias que la trama principal se desvela, precipitándose en su tercio final y adquiriendo todo su sentido gracias a lo visto anteriormente.

Este manejo del tempo narrativo se convierte, en definitiva, en lo mejor de Black Mirror: White Christmas desde un punto de vista narrativo (que no formal), y crea uno de los múltiples nexos de unión con el resto de la serie. A esto habría que sumar el carácter crítico hacia la tecnología y cómo su uso puede terminar no solo con la vida que siempre hemos conocido, sino con nuestra propia conciencia, nuestra propia necesidad de comunicarnos y relacionarnos. Esta ironía, la de utilizar la tecnología para aislarnos del mundo (voluntaria u obligatoriamente), es la que subyace en el seno de esta magnífica historia que hace honor a la calidad del resto de episodios, amén de volver a replantear muchas premisas básicas que actualmente están implantadas en nuestra sociedad.

Pocos son los «peros» que se le pueden poner a este episodio, pero eso no implica que no existan. Algunas de las ideas tecnológicas utilizadas no terminan de ser excesivamente originales, sobre todo aquellas relacionadas con el bloqueo visual de los personajes y el uso de los ojos a modo de cámaras con los que poder manejar nuestro entorno según nuestras necesidades. Esto, utilizado ya en el tercer episodio de la primera temporada, se convierte sin duda en un elemento imprescindible en la trama, pero se antoja una mera evolución de algo ya planteado, lo que contrasta notablemente con otras propuestas tecnológicas como la «galleta», que por cierto protagoniza el mejor fragmento del capítulo, al menos para el que esto suscribe.

Actores del futuro

Claro que catalogar esto como algo negativo en Black Mirror: White Christmas sería realmente injusto. La forma en que Brooker integra la tecnología en la sociedad y cómo esta se aprovecha de ella para mejorar diferentes aspectos de su funcionamiento es simplemente brillante. El desarrollo de los personajes, que lejos de crecer dramáticamente hablando van desvelando su verdadera naturaleza a medida que avanza la trama, es fascinante. E incluso las tres historias narradas, a pesar de tener una relevante presencia en la trama principal, pueden ser consideradas como entes independientes capaces de tener vida propia. Dicho de otro modo, su creador ha sido capaz de condensar los tres episodios habituales de una temporada en una única entrega, más larga, con una estructura ligeramente diferente. Una evolución de lo ya tradicional en una serie futurista.

Aunque sin duda el mayor atractivo de la serie, al menos desde un punto de vista promocional, ha sido su soberbio reparto, encabezado por un Jon Hamm (serie Mad Men) impecable y demostrando que tiene lo que hay que tener para responder positivamente a los rumores que lo sitúan en la órbita de The Walking Dead como el próximo gran villano. Su interpretación de un personaje capaz de someter a sus semejantes a través del diálogo, de un hombre acostumbrado a lograr lo que quiere simplemente con hablar, se desarrolla a lo largo de la hora que dura el episodio. Desde este punto de vista, el castigo al que es sometido no podría ser más ejemplar. Pero no es el único. Rafa Spall (La vida de Pi), Oona Chaplin e incluso una muy secundaria Natalia Tena (ambas vistas en la serie Juego de Tronos) logran dotar a sus respectivos roles de una profundidad mayor de la esperada, aportando un grado de desesperación motivado por la tecnología realmente alto.

Prueba de ello es, por ejemplo, el último plano del capítulo, un final que viene a representar la tortura que puede suponer para el ser humano el uso indebido de la tecnología. Se puede decir que, al fin y al cabo, lo que inicialmente nace para ayudar a la sociedad adquiere una función tétrica y violenta en manos de su propio creador, lo que convierte estos avances tecnológicos en una herramienta más de tortura y de violencia física y psicológica para con sus semejantes. En este sentido, este nuevo episodio puede entenderse en líneas generales como un alegato que confirma la evolución tecnológica de la sociedad, pero un análisis más en profundidad permite apreciar que dicha evolución no tiene necesariamente que ser positiva, advirtiendo del mal uso que el ser humano tiende a hacer de todos sus recursos.

Sea cual sea la interpretación, y sea cual sea el interés que pueda despertar Black Mirror: White Christmas en el espectador, lo que sí parece claro es que estamos ante un episodio especial que no solo mantiene el nivel creativo, dramático y crítico de toda la serie, sino que confirma a esta producción como uno de esos productos de culto capaces de mover la maquinaria necesaria para producir un único ejemplar. Guste o no, las reflexiones que promueve en el espectador la distancian notablemente de otras series de ciencia ficción planteadas como una evasión de la realidad, y la elevan a una categoría diferente. La pregunta que empieza a sobrevolar todos los episodios es: ¿será posible que el hombre alcance este grado de integración tecnológica? Y lo más importante, ¿seremos capaces de controlarla? Esperemos que la respuesta se encuentre en unos próximos capítulos tan espléndidos como estos.

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