‘Oppenheimer’: la épica del biopic


A estas alturas de su carrera, con 12 películas que son auténticas joyas del séptimo arte, Christopher Nolan (Tenet) tiene poco que demostrar. Pero siempre he considerado que un gran director tiene que saber desenvolverse en todos los géneros, y es lo que el director ha vuelto a demostrar con este biopic en el que la épica y el suspense casi pueden cortarse con un cuchillo… aún sabiendo cómo acaba la historia.

Porque este es el gran reto de Oppenheimer: luchar contra lo que lucha todo biopic, que no es otra cosa que su propia condición de desvelar la conclusión antes incluso de que se proyecte el primer fotograma. Nolan lo sabe, y por eso opta por plantear la trama como un viaje marcado en todo momento por la intriga y el suspense, aderezado con algunas notas de humor y, sobre todo, la grandiosidad que le ofrece el lenguaje cinematográfico. Con estas herramientas, el director compone una obra épica, inclasificable, llena de planos en los que la narrativa visual cuenta casi más que el diálogo (cómo narra el discurso después de haber lanzado la bomba atómica es brillante) y, sobre todo, con un inteligente uso del blanco y negro para aquello que transcurre en el «presente» frente a lo que se cuenta que ocurrió.

Posiblemente la mayor evidencia de esto es que es son tres horas de una historia que, en mayor o menor medida, casi todo el mundo conoce: el proyecto Manhattan, la bomba atómica, la carrera armamentística… Es algo que se ha contado cientos, miles de veces. Y sin embargo, nunca como lo ha hecho Nolan. Su guion (adaptado de un premio Pulitzer) es una joya de la narrativa, construido sobre los pilares del suspense más que del drama, y como tal, situando los puntos de giro del thriller en los puntos clave para rellenar el resto de hitos argumentales con conceptos dramáticos. Si a eso le sumamos la música y un reparto extraordinario de rostros conocidos que no tiene ningún problema en aparecer unos pocos minutos si es necesario, lo que nos encontramos es ante una obra enorme, realizada de forma muy artesanal (algo que se agradece en un mundo de entornos digitales) y cuyo mayor logro es ser cine en estado puro.

Desde luego, Oppenheimer es una de las películas de 2023. Más allá de premios, reconocimientos y comentarios favorables o desfavorables, Nolan ha vuelto a demostrar que su obsesión con el espacio-tiempo no le impide realizar otras obras igualmente complejas, profundas, narrativamente fascinantes y épicas. Sobre todo, épicas. Su sentido del lenguaje convierte su cine en algo fuera de lo normal. Puede estar contando el bautizo de su sobrino y parecer que vaya a ocurrir algo diferente de lo que todo el mundo espera. Esa es la genialidad de uno de los grandes directores de su generación y, por qué no decirlo ya, de la historia del séptimo arte. Esto es algo más que un biopic: es una película por todo lo alto, una obra en la que las envidias, los egos, las venganzas y el poder juegan un papel tan importante como la bomba atómica que creó Oppenheimer junto al grupo de científicos que se instalaron en Los Álamos. ¿En su contra? Bueno, tantos personajes y saltos en la narrativa pueden confundir en algún momento, pero eso no debería de impedir disfrutar de este espectáculo.

Nota: 9/10

‘Operación Fortune: El gran engaño’: Fortune, Orson Fortune


Jason Statham, Josh Harnett y Aubrey Plaza deberán organizar la 'Operación Fortune'.

Que James Bond implantó todo un estilo es incuestionable. A lo largo de las décadas han surgido otros espías, otros estilos narrativos, otros personajes, nuevas tecnologías. Pero la esencia es la misma: escenarios de lujo, identidades secretas, disfraces, armas por doquier, mucha acción y hermosas mujeres. Y eso es también lo que vamos a encontrar en lo nuevo de Guy Ritchie (Despierta la furia), solo que con el particular humor y algo del sello narrativo del director.

Y eso es lo que hace algo diferente a Operación Fortune: El gran engaño. Algo, pero tampoco demasiado. El guion resulta bastante previsible, por no decir completamente plano dramáticamente hablando. La historia, entretenida y divertida, no deja espacio para la sorpresa ni para giros argumentales que cojan al espectador por sorpresa. Todo está donde tiene que estar, y todo ocurre como tiene que ocurrir. Esto es tan positivo como negativo, depende del prisma con el que se mire. Porque si lo vemos como un thriller con toques de humor, entonces sin duda nos decepcionará. No existe intriga en un guion que se sustenta más gracias a unos personajes casi autoparódicos (lo del actor que no sabe si podrá hacer de sí mismo explica bastante bien de lo que hablo), algún que otro gag y, sobre todo, unas escenas de acción bien ejecutadas gracias a la mano experta de Ritchie, que se nota cuando tiene que notarse y en la medida justa (se echa algo de menos el lenguaje visual que sí ha utilizado en anteriores trabajos).

Ahora bien, si lo que queremos ver es una cinta de acción con espías, traficantes de armas y glamour, entonces posiblemente salgamos encantados. Porque todo eso, y algo más, es lo que realmente ofrece la cinta. El director evita en todo momento distraerse de su objetivo, que no es otro que ofrecer un producto claro, directo y sencillo, libre de subtramas innecesarias ni oscuras intenciones. De hecho, por no haber, ni siquiera hay claroscuros en la fotografía. Todo ello viene a confirmar que la cinta es más un divertimento inocente, consciente de sus limitaciones y de sus virtudes, y que es capaz de explotar estas últimas para tratar de disimular las primeras. A este empeño se suman unos actores que saben a lo que juegan, se prestan a ello y lo hacen con la mejor de las voluntades, obteniendo un reparto que disfruta con lo que hace, que se divierte en las improvisaciones y que es capaz de dar a sus personajes pequeños matices dentro de lo arquetípico que es cada uno de ellos.

En definitiva, Operación Fortune: El gran engaño es un divertimento en estado puro. Personalmente, de «gran engaño» creo que tiene poco, pero sí es lo suficientemente sólida como para aguantar las poco menos de dos horas de metraje con chistes, tiroteos y peleas. Quizá lo peor no sea tanto su guion (que tampoco es un gran punto de partida) como el hecho de comprobar que Ritchie no ha dado rienda suelta a su narrativa, cohibiéndose en muchas secuencias para plantear un lenguaje más formal y académico, huyendo de las transgresiones que impulsaron su carrera en los primeros años. Una lástima, porque algo más de ese montaje abrupto, de esa estructura con flashbacks y movimientos de cámara imposibles habrían aportado un aire diferente al film. Sin eso, no deja de ser una obra a la sombra de James Bond. Entretenida y recomendable para pasar un buen rato, sin duda, pero más allá de eso, poco.

Nota: 6/10

Guy Ritchie inaugura 2023 acompañado de ‘M3GAN’


Estrenos 4enero2023

La verdad es que 2023 no podía haber empezado de un modo más variado en lo que a estrenos se refiere. Otra cosa será la calidad de los títulos que llegan este miércoles, 4 de enero, a las pantallas españolas, adelantando los estrenos con motivo del Día de Reyes. De todas formas, los espectadores podrán elegir entre el terror, la acción, la comedia y el drama en unas novedades que llegan desde todos los rincones del mundo.

Pero como es habitual, comenzamos por Estados Unidos de la mano de Guy Ritchie (The Gentlemen: Los señores de la mafia), que regresa con Operación Fortune: El gran engaño, thriller que mezcla acción y comedia para narrar la historia de un agente del MI6 que recluta, junto al resto de su equipo, a una de las estrellas de cine más importantes de Hollywood para que forme parte de una misión encubierta que tiene como objetivo detener la venta de nuevas tecnologías de armas mortales, tras la que está un multimillonario. El reparto está encabezado por Jason Statham (Megalodón), Aubrey Plaza (Best sellers), Josh Hartnett (Despierta la furia), Cary Elwes (Un castillo por Navidad), Bugzy Malone, Hugh Grant (serie The undoing), Eugenia Kuzmina (Malas madres) y Peter Ferdinando (Archive), entre otros.

Muy diferente es M3GAN, propuesta hollywoodiense de terror que recupera y actualiza el concepto de muñeco diabólico o poseído. En esta ocasión, la trama arranca cuando una robotista de una compañía de juguetes crea una muñeca realista con una inteligencia artificial que la convierte en la mayor aliada de los padres, ya que es capaz de aprender, escuchar y acompañara al niño al que se vincule. Cuando la mujer se convierte en tutora legal de su sobrina huérfana, e incapaz de hacerse cargo de la pequeña, decide vincular su prototipo a la niña, algo que tendrá fatales consecuencias. Gerard Johnstone (Housebound) dirige esta cinta protagonizada por Allison Williams (Hasta el horizonte), Violet McGraw (Viuda Negra), Ronny Chieng (Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos), Brian Jordan Alvarez (A spy movie), Jen Van Epps (serie One Lane Bridge), Arlo Green (Rurangi) y Michael Saccente (A war story).

Reino Unido, Japón y Suecia colaboran en Living, film de 2022 que adapta al inglés la película Vivir (1952), de Akira Kurosawa. Ambientada en el Londres de los años 50, la cinta tiene como protagonista a un veterano funcionario que vive enterrado en el papeleo mientras la capital británica se reconstruye tras la II Guerra Mundial. Tras recibir un demoledor diagnóstico médico, se promete hacer valioso el poco tiempo que le queda, aunque sin saber muy bien cómo hacerlo, por lo que terminará marcándose como objetivo hacer feliz a su entorno. Dirigida por Oliver Hermanus (Moffie), la película tiene como principales actores a Bill Nighy (El fotógrafo de Minamata), Aimee Lou Wood (Mr. Wain), Tom Burke (Mank), Alex Sharp (El juicio de los 7 de Chicago) y Richard Cunningham (The cursed).

Puramente europea es Zoe y Tempestad, drama francés de 2022 que dirige Christian Duguay (Una bolsa de canicas) a partir de una novela de Christophe Donner. El argumento narra la estrecha relación entre una joven que sueña con convertirse en jinete como su padre y un potro en el que ella ve al campeón que su familia ha estado esperando. Un accidente dejará a la chica con graves secuelas que solo logrará superar con su tenacidad y el amor del animal. Mélanie Laurent (El baile de las locas), Pio Marmaï (El oficio de aprender), Carmen Kassovitz (Ma nuit), Kacey Mottet Klein (El acontecimiento), Carole Bouquet (Bichito), Charlie Paulet y Hugo Becker (El último día en la Tierra) encabezan el reparto.

También francesa es la comedia romántica El despertar de María, film de 2022 cuya trama arranca cuando la protagonista logra un trabajo en el equipo de limpieza de la Academia de Bellas Artes de París. En poco tiempo se lleva bien con el excéntrico conserje de la escuela, creando un vínculo que termina por romper la soledad de la mujer, redescubriéndose a sí misma y abriéndose a nuevas emociones. Escrita y dirigida a cuatro manos por Lauriane Escaffre e Yvo Muller (ambos debutantes en el largometraje), la cinta está protagonizada por Karin Viard (Une mère), Grégory Gadebois (Todo ha ido bien), Noée Abita (Slalom), Catherine Salée (Ils sont vivants), Muriel Combeau (serie Un si grand soleil) y Philippe Uchan (Estamos hechos para entendernos).

Desde Corea del Sur nos llega Hunt. Caza al espía, thriller dramático con dosis de suspense que dirige y protagoniza Lee Jung-jae, protagonista de la serie El juego del calamar. La historia está ambientada en el país asiático durante los años 80, cuando el presidente Park fue asesinado por la inteligencia coreana. El ejército vuelve a hacerse con el poder y Corea del Norte ve en la crisis del país una oportunidad para invadirlo, por lo que envía a uno de sus espías. Dos agentes de la seguridad surcoreana deberán perseguir al infiltrado en una carrera contrarreloj. Junto a Jung-jae encontramos en el reparto a Jung Woo-sung (Nido de víboras), Heo Sung-tae (serie Mar de la tranquilidad), Hye-jin Jeon (Alerta Roja), Man-sik Jeong (El guardián de acero), Andreas Fronk (Seobok) y Go Yoon-Jung (serie Law School).

Y aunque no sea un estreno actual, esta semana también llega a la cartelera Los verdes años, drama portugués de 1963 que vuelve a llevar a la gran pantalla la historia de un joven que llega a Lisboa desde el campo para vivir con su tío y trabajar de zapatero. Allí conoce a una muchacha cuya independencia y desparpajo pronto le seducen, comenzando un romance que se ve truncado por el choque con su realidad cotidiana. Paulo Rocha (Vanitas) debutó como director con esta cinta protagonizada por Rui Gomes (Los ojos de Asia), Isabel Ruth (Ordem Moral), Ruy Furtado (Tiempos difíciles), Paulo Renato (Estrada da Vida), Óscar Acúrcio (Derrapagem) y Ruy Castelar (Rapazes de Táxis).

Terminamos con el documental Vivir sin país. El exilio rohingya, cinta española de 2020 que dirige Alberto Martos y narra la situación de la comunidad rohingya. Con imágenes grabadas en Myanmar, Bangladesh, Londres y La Haya, la película se acerca a las condiciones en las que viven más de un millón de personas de religión musulmana en campos de refugiados.

‘Cruella’, ‘Uno de nosotros’ y ‘Despierta la furia’ llegan a la cartelera


Estrenos 28mayo2021

El mes de mayo termina por todo lo alto, al menos en lo que a estrenos se refiere. Casi como preludio de lo que está por llegara, este viernes, día 28, aterriza en la cartelera española uno de los films esperados del año, o al menos uno de los que más curiosidad han despertado. Lo hace, claro está, acompañado con una amplia oferta de propuestas dramáticas, cómicas, de intriga y de aventuras.

Pero comencemos este repaso con Cruella, nueva cinta de Disney sobre uno de sus personajes más icónicos: la villana de 101 dálmatas. Aunque en esta ocasión, la trama explora los orígenes de esta mujer amante de las pieles de animales. Ambientada en la década de 1980, la historia aborda quién era Cruel de Vil antes de su enfrentamiento con Pongo, Perdia y el resto de dálmatas, y sobre todo explora su fascinación por las pieles. Dirigida por Craig Gillespie (Yo, Tonya), esta combinación de humor, thriller y drama tiene como gran protagonista a Emma Stone (Zombieland: Mata y remata), estando acompañada por Emma Thompson (Last Christmas), Paul Walter Hauser (Richard Jewell), Mark Strong (1917), Kirby Howell-Baptiste (Find me) y Emily Beecham (Little Joe), entre otros.

Muy diferente es el thriller dramático Uno de nosotros, adaptación estadounidense de la novela de Larry Watson que tiene como principales reclamos a dos grandes estrellas de Hollywood como Kevin Costner (Figuras ocultas) y Diane Lane (Liga de la Justicia). La trama sigue a un sheriff retirado y su mujer, que dejan su rancho para recuperar a su nieto, atrapado en una peligrosa familia que vive al margen de la sociedad. Pero cuando comprenden que no van a devolverles al pequeño no les quedará otra opción que embarcarse en una lucha por su familia. Thomas Bezucha (Monte Carlo) se pone tras las cámaras de este film de 2020 cuyo reparto se completa con Jeffrey Donovan (Sicario: El día del soldado), Booboo Stewart (Bad company), Lesley Manville (Rompiendo las normas), Kayli Carter (Vida privada) y Will Brittain (Clementine).

Estados Unidos y Reino Unido colaboran en Despierta la furia, thriller de acción que supone el regreso tras las cámaras de Guy Ritchie (The Gentlemen). El argumento tiene como protagonista a un misterioso tipo que se incorpora como guardia de seguridad en una compañía de blindados. Pero cuando durante un intento de atraco saque a relucir sus habilidades de soldado profesional se hará imposible seguir ocultando los motivos por los que busca un ajuste de cuentas. Jason Statham (Megalodón) vuelve a ponerse a las órdenes del director británico encabezando un conocido grupo de intérpretes, entre los que destacan Josh Hartnett (serie Penny Dreadful), Jeffrey Donovan, que hace doblete esta semana; Holt McCallany (Monster trucks), Scott Eastwood (Escuadrón suicida), Laz Alonso (serie The boys) y Andy García (Mula).

España está presente, junto a Argentina y Uruguay, en El año de la furia, aventura de acción de corte histórico ambientada en 1972. La trama sigue a dos guionistas de un conocido programa de humor de televisión en Montevideo. Ambos luchan por mantener su integridad ante las presiones de sus superiores para que rebajen el tono de sus sátiras políticas. De forma paralela, un teniente del ejército presionado para torturar a militantes o simpatizantes de la guerrilla de los Tupamaros exorciza sus demonios con una prostituta. Rafa Russo (La decisión de Julia) escribe y dirige este film protagonizado por Alberto Ammann (El silencio del cazador), Joaquín Furriel (Taxi a Gibraltar), Daniel Grao (El asesino de los caprichos), Martina Gusman (Elefante blanco), Sara Sálamo (Todos lo saben), Paula Cancio (Eso que nos enamora) y Maribel Verdú (Superlópez).

Puramente española es Armugán, el último acabador, drama fantástico escrito y dirigido por Jo Sol (Vivir y otras ficciones) que toma como punto de partida la leyenda de Armugán, cuyo oficio es ayudar a morir a aquellos que tienen miedo a dar ese paso. Un ángel del abismo al que nadie desea encomendarse pero que es necesario cuando los hombres se dan cuenta de que la eternidad es una ilusión. Gonzalo Cunill (Altamira), Diego Gurpegui, Núria Lloansi (serie Un si grand soleil), Íñigo Martínez y Núria Prims (Incierta gloria) conforman el reparto.

Entre los estrenos europeos destaca Maldita jungla, aventura con dosis de comedia procedente de Francia cuyo argumento se centra en un joven aventurero ingenuo que viaja hasta la Guyana en busca de los misteriosos Otopis ocultos. Sin embargo, lo que allí se encontrará no es un grupo de salvajes, sino unos gánsteres de la jungla. Escrita y dirigida a cuatro manos por Hugo Benamozig y David Caviglioli, quienes debutan de este modo en el largometraje, la cinta está protagonizada por Vincent Dedienne (Club de padres), Catherine Deneuve (La verdad), Alice Belaïdi (Budapest), Jonathan Cohen (Primeras vacaciones), Patrick Descamps (El collar rojo) y Luca Besse.

Comedia, drama y misterio se dan cita en Nunca volverá a nevar, film de 2020 con capital alemán y polaco que escriben y dirigen Malgorzata Szumowska (Mug) y Michal Englert, para quien es su ópera prima. La trama tiene como protagonista a un masajista que entra en la vida de unos ricos que viven en una comunidad cerrada. Sin embargo, toda esa riqueza no impide que los residentes transmitan una tristeza que el misterioso recién llegado parece capaz de curar. Entre los principales actores encontramos a Alec Utgoff (Un traidor como los nuestros), Agata Kulesza (Cold war), Maja Ostaszewska (Panie dulskie), Weronika Rosati (Hombres de valor) y Katarzyna Figura (Yuma).

Terminamos el repaso a los estrenos de ficción con Siervos, cinta coproducida entre Eslovaquia, Rumanía, República Checa e Irlanda cuya historia sigue a dos estudiantes de un seminario en la Checoslovaquia totalitaria de los años 80 del siglo pasado. Ambos deberán decidir si colaborarán de la forma más fácil que les plantean o si, por el contrario, se someterán a la vigilancia de la policía secreta. Ivan Ostrochovský (Koza) dirige este drama protagonizado por Vlad Ivanov (Atardecer), Martin Sulík (Kára plná bolesti), Milan Mikulcík (Únos), Samuel Skyva, Vladimír Strnisko y Samuel Polakovic.

En lo que a animación se refiere, la única propuesta de la semana es La abeja Maya y el orbe dorado, nueva aventura del famoso personaje que, en esta ocasión, deberá unirse a sus amigos para llevar el misterioso orbe que da título al film a su destino. Pero cuando el objeto se quiebra, el grupo deberá afrontar una responsabilidad aún mayor: cuidar de una pequeña hormiga princesa. Noel Cleary (La abeja Maya: Los juegos de la miel) es el encargado de dirigir esta producción con capital alemán y australiano que cuenta con las voces originales, entre otros, de Coco Jack Gillies (Skinford), Benson Jack Anthony (Awoken), Frances Berry (Palm Beach), Christian Charisiou (The taverna) y Justin Clarke (Healing).

Por último, dos documentales. Gunda es el título de una obra coproducida entre Estados Unidos y Noruega y dirigida por Victor Kossakovsky (Aquarela), quien realiza un alegato animalista mostrando la vida de una familia de cerdos.

Desde España llega Surcos, film compuesto por cinco historias de personas mayores en tiempos de pandemia que escribe y dirige Julio Mazarico.

3ª T. de ‘Penny Dreadful’, un final idóneo para una serie de culto


'Penny Dreadful' llega a su última temporada de la mano de Drácula.Cualquier historia está pensada para una determinada duración. Tiene su comienzo, su desarrollo y su final. Una vida, en definitiva. Pero es muy común que si funciona trate de alargarse lo máximo posible. En el cine es en forma de secuelas (algunas mejores que otras); en televisión se trata de introducir temporadas que, en el 90% de los casos, desvirtúan por completo el sentido original de la trama. Por suerte para los fans, y para el mundo audiovisual en general, el caso de Penny Dreadful ha sido extraordinario en todos los sentidos, incluido este, finalizando en una tercera temporada tan brillante como las anteriores y, al mismo tiempo, tan coherente como cabría esperar.

Y eso es así porque su creador, John Logan (Skyfall), planteó esta serie para que tuviera su final en estos 9 episodios. Ni más ni menos. Una historia sustentada en tres temporadas a cada cual más interesante, más oscura, con un tratamiento de personajes simplemente perfecto y un respeto pocas veces visto por los clásicos de la literatura. Respeto, que no adoración, lo que en última instancia le ha permitido jugar con el origen, la personalidad y el futuro de muchos de estos iconos del terror literario, aunque manteniendo en todo momento su esencia.

En este sentido, la tercera temporada de Penny Dreadul ha permitido cerrar en mayor o menor medida todas las tramas secundarias abiertas a lo largo de las anteriores temporadas. Teniendo en cuenta cuál fue el final de la segunda etapa, el desarrollo dramático ha sido más que notable, aunque ha adolecido de la necesidad de introducir personajes secundarios posiblemente necesarios para anclar la historia pero de dudosa relevancia. Su presencia no ha impedido, sin embargo, que roles realmente atractivos como el Dorian Gray interpretado por Reeve Carney (The tempest) hayan alcanzado una plenitud que ya les gustaría a otros protagonistas de series interminables.

A esto se suma, por otro lado, la impecable puesta en escena y el magnífico diseño de producción y vestuario, que recrean el Londres victoriano de una forma notable, sobre todo en lo que a contrastes sociales se refiere. Abriendo como abre el abanico a otros escenarios, la ficción no pierde en ningún momento el gusto por el toque inquietante, por ese elemento sobrenatural que tanto define su desarrollo y que adquiere aquí explicaciones en muchos sentidos, lo cual permite al espectador responder a muchas preguntas que, aunque puedan parecer menores, aportan a la serie el necesario broche de oro.

Vampiros y hombres lobo

'Penny Dreadful' termina de la forma más coherente posible.En lo que a la tercera temporada se refiere, Penny Dreadful retoma la idea de la primera temporada para explotar aquellos aspectos insinuados o no explicados del todo y narrar toda una épica que va más allá de la propia naturaleza de los acontecimientos. Se puede entender así que la trama recoge elementos explicados a lo largo de la historia para abordar un final casi apoteósico, batalla final incluida, en el que no hay héroes o villanos, no hay vencedores ni vencidos, pero donde sí hay víctimas.

Y es aquí donde la serie adopta su tono más serio y sincero. Lejos de finales felices o de épicos sacrificios para acabar con un mal superior, la trama recurre a ese tono lúgubre que tanto bien hace al aspecto visual para mostrar que las guerras entre el bien y el mal no se ganan, produciéndose batalla tras batalla en las que los sacrificios solo dan tregua hasta el siguiente enfrentamiento. En este sentido, esta tercera temporada se desarrolla de algún modo así, con una lucha detrás de otra en las que la línea entre el bien y el mal queda difuminada.

Con todo, posiblemente esta sea la temporada más floja de las tres, que en este caso quiere decir que es una temporada muy superior a cualquier producto similar que pueda verse en la pequeña pantalla. El problema de estos últimos 9 capítulos radica, por un lado, en la necesidad de centrar la trama en el pasado de muchos personajes, lo cual resta espacio narrativo a la trama principal (con todo, el momento en el que el personaje de Eva Green –Sombras tenebrosas– es hipnotizado es magistral) y desvía la atención de lo realmente importante. A esto se suma lo ya dicho acerca de personajes secundarios de poca relevancia, amén de que parece inapelable que cuando las criaturas de la noche se disputan el amor de una mujer tengan que ser siempre vampiros y hombres lobo. Pero sobre eso se podría escribir un libro, y no es el momento.

Todo esto deriva en una división del tratamiento episódico que anula la intensidad dramática que tuvieron temporadas anteriores. Pero como he dicho, aunque sea la temporada más débil de Penny Dreadful sigue siendo de lo mejor que se puede ver en televisión. En realidad, toda la serie es un producto de culto casi automático. Su tratamiento visual, la labor de los actores, el mimo con el que se trata el argumento y la coherencia de la evolución dramática de los protagonistas (con alguna que otra salvedad) convierten a esta serie en una ficción indispensable, a disfrutar de carrerilla ahora que, por desgracia, ha llegado a su fin.

2ª T. de ‘Penny Dreadful’, un complemento con vida propia


Una nueva amenaza hará peligrar al grupo de 'Penny Dreadful' en la segunda temporada.La segunda temporada de Penny Dreadful debe verse como un complemento a la historia de la primera. Podría achacar esta idea al hecho de que he visto las dos tandas de episodios de forma consecutiva, sin apenas dejar reflexión entre ellas, pero lo cierto es que un rápido vistazo a otras series de formato similar (trama por temporada, me refiero) me confirma que es algo relativamente habitual. Y de hecho, conveniente. Porque a pesar de la calidad y la originalidad de la premisa inicial de esta ficción creada por John Logan (Spectre), lo cierto es que muchas cosas se quedaron en el tintero, sobre todo lo relacionado al personaje principal de Eva Green (300: El origen de un imperio). Así que, ¿qué mejor forma de ahondar en su pasado que con una nueva y complicada trama?

Porque este es, en realidad, el gran acierto de estos nuevos 10 episodios. Al igual que en su primera temporada, la serie aprovecha todas y cada una de las facetas de sus principales personajes para integrarlos en una historia que, aunque centrada en la misteriosa Vanessa Ives, va mucho más allá de todos ellos. Tomando como punto de partida la brujería, el creador de la serie construye un entramado de intrigas, de misterios y de sangre que redefine las relaciones humanas planteadas en sus anteriores episodios y desdibuja muchas de las bases que había asentado en la presentación de los protagonistas. Baste decir, por ejemplo, que el Dorian Gray interpretado por Reeve Carney (The tempest) muestra finalmente su retrato, con todo lo que eso conlleva y pervirtiendo la imagen de galán sin complejos que tenía hasta la fecha.

En este sentido, la historia de Ives es el detonante de todo un proceso cuyo final, que abordaremos más adelante, es diametralmente opuesto al modo en que se había desarrollado hasta entonces la dinámica de Penny Dreadful. Gracias a la historia del personaje de Green el espectador se adentra no solo en el mundo de la brujería, como evidentemente ocurre, sino en un mundo de sombras y luces en el que el bien y el mal quedan totalmente difuminados, en el que los héroes cometen errores (aunque sea por influencias malignas), los monstruos se vuelven más humanos que los hombres y los malditos se ven obligados a vivir con la culpa de sus pecados.

Todo ello, por supuesto, con la elegancia y la espléndida puesta en escena de la que hace gala la serie, y volviendo a tomar como referencia la literatura más clásica, ya sea en forma de personaje o en forma de mitología. Y aunque la influencia literaria puede ser menor a primera vista, la mayor parte de los detalles siguen desprendiendo ese aroma al terror que se esconde en las páginas de novelas como ‘Drácula’, de Bram Stoker, ‘Frankenstein’, de Mary Shelley, o ‘El retrato de Dorian Gray’, de Oscar Wilde. Situaciones como la vivida por la criatura de Frankenstein dan buena muestra de que, aunque no de forma explícita, el valor de la literatura sigue siendo un pilar fundamental del desarrollo dramático de la serie, que fusiona mitos e historias con el respeto que merecen.

Nuevos viejos personajes

Aunque a diferencia de la primera temporada, Penny Dreadful incorpora en su segunda etapa el componente religioso de una forma mucho más evidente. Habrá quienes no terminen de ver con buenos ojos que la religión se inmiscuya en los asuntos de la literatura fantástica, pero hasta cierto punto no solo son dos fenómenos íntimamente ligados, sino que la labor de Logan como creador de la serie ha permitido a la misma superar posibles barreras conceptuales para componer un puzzle interesante que utiliza el concepto de bien y mal de los textos sagrados para crear algo mucho mayor y complejo, en el que magia, creencia y realidad parecen convivir con naturalidad en el paisaje del Londres victoriano.

Pero más allá de actores, más allá de escenografía o de efectos visuales, lo realmente interesante de esta segunda temporada es el desarrollo dramático de sus personajes. El modo en que todos ellos evolucionan para explorar nuevas caras de su personalidad y para dejar entrever que son más de lo que aparentan es brillante. Y aunque de esto tiene buena culpa la trama principal protagonizada por Green, las diversas historias secundarias que se combinan para sostener esa gran línea argumental también son capaces de aportar matices sumamente interesantes. Tanto es así que la entidad de todas ellas hace que la atención del espectador se desvíe constantemente de un personaje a otro, obligándole a tener presente en todo momento la posición de cada uno de los personajes en la trama.

Dicho de otro modo, la serie no se deja llevar por la facilidad de su desarrollo y se esfuerza en todo momento por lograr que sus personajes, secundarios o no, sean lo suficientemente interesantes como para resultar atractivos. Y eso provoca, no por casualidad, que el final de la temporada sea completamente abierto. Sí, cierra las tramas iniciadas en el primer episodio, pero lo hace de tal modo que cada personaje termina, literalmente, por su lado, en un viaje físico y mental que les lleva a todos los rincones del mundo. Esta conclusión, con todo, plantea nuevos interrogantes, nuevos caminos narrativos a explorar que permiten a la serie abordar, al menos, una temporada más con la seguridad de tener material suficiente para desarrollar una lógica dramática acorde al tono de la ficción.

Así, la segunda temporada de Penny Dreadful se convierte en un mosaico de personajes e historias que logran su final de forma independiente, pero que al mismo tiempo ayudan a comprender muchas de las premisas planteadas en la primera etapa. Se cierra de este modo un círculo dramático que, sin embargo, abre un futuro nuevo e interesante, con unos personajes cambiados por el peso de la responsabilidad de sus actos. Es, en definitiva, lo que toda continuación debe, o debería, ser: un complemento de lo narrado en la primera parte pero con entidad propia suficiente para poder contar una historia sin depender de nadie.

‘Penny Dreadful’ aprovecha la literatura de terror en su 1ª temporada


Los vampiros son los protagonistas de la primera temporada de 'Penny Dreadful'.Ver el nombre de John Logan, guionista de Gladiator (2000), La invención de Hugo (2011) o Skyfall (2012), en una serie ya debería ser aliciente más que de sobra para, al menos, prestar atención al producto. Si a esto le sumamos unos actores notables y una temática que bebe de la literatura clásica de terror, el atractivo es mucho mayor. Por eso la primera temporada de Penny Dreadful, de apenas 8 episodios, ha logrado el éxito que ha logrado, lo que no impide que la historia pueda mejorarse.

Puede que lo más misterioso de esta ficción sea, precisamente, que a pesar de su evidente carácter terrorífico, no está planteada como una trama de terror. El misterio, la intriga y, sobre todo, la ambientación de ese Londres victoriano juegan un papel más importante que la sangre, el susto fácil o la violencia, por otro lado presentes a lo largo de este primer arco dramático. Como si de una ‘Liga de los Hombres Extraordinarios’ se tratara, la confluencia de los extraños personajes protagonistas otorga a la serie un atractivo halo de misterio que no hace sino hipnotizar más que cualquier otro aspecto.

Eso no quiere decir, sin embargo, que sea una historia sorprendente. Cualquier amante de la literatura y de los monstruos clásicos del terror es capaz de averiguar con bastante antelación las debilidades, fortalezas y secretos de los principales protagonistas, más si cabe cuando la mayoría responden a nombres tan conocidos como Dorian Gray (Reeve Carney, visto en American Playboy) o Victor Frankenstein (Harry Treadaway, conocido por El llanero solitario). Tan solo el misterio de algunos, como el de Eva Green (Sombras tenebrosas), es capaz de mantener la fascinación por el conocimiento, aspecto que queda plenamente satisfecho al explicar sus pasados en no pocos episodios.

Pero sin duda lo mejor de Penny Dreadful es la integración de todos los personajes, de todas las tramas, en una historia mucho mayor. La búsqueda de Mina Harker, novia inmortal de Drácula, no es más que una excusa para explorar las relaciones humanas de un grupo de seres complejos, marcados por las oscuras caras de sus personalidades y que arrastran todo tipo de pecados. En este sentido, Logan aprovecha la fuerza literaria de los personajes para trasladarla a la propia trama, convirtiendo la serie en un drama manchado de sangre y dolor que sabe nutrirse de la influencia de las obras originales. Dicho de otro modo, el creador de la serie se aparta del recurso fácil para adentrarse en el lado más profundo de sus criaturas.

Luces y sombras

No cabe duda de que esta primera temporada de Penny Dreadful es un relato sobrio, construido de forma inteligente y que juega en todo momento con la duda, tanto la que tienen sus protagonistas con el mal al que se enfrentan como la que asalta al espectador con la verdadera naturaleza de algunos personajes, sugerida pero nunca revelada hasta el episodio final. En este sentido, la trama crea una espiral compleja que atrapa sin remedio a todo aquel que se acerca a este rico fresco literario y cinematográfico.

Pero no todo son luces en esta tenebrosa historia. La obra de Logan peca en todo momento de cierta ingenuidad, no tanto en las consecuencias de sus actos como en el hecho de que parece proponer algo más de lo que realmente termina ofreciendo. En efecto, estos personajes marcados por la culpa y el dolor de sus pecados siempre parecen poder superar los momentos más lúgubres sin que dejen demasiadas secuelas en su personalidad. Como si del cuadro de Dorian Gray se tratara, todos parecen seguir adelante a pesar del rastro de sangre y muerte que dejan a su paso.

Esto, aunque un mal menor en una serie más que notable, impide que se pueda hablar de una producción excepcional, quedándose en un mero entretenimiento (rico y culto, eso sí) que poco puede llegar a sorprender. Una mayor entrega a las consecuencias de sus actos, por ejemplo, generaría un conflicto interno más complejo, cuyas consecuencias externas podrían dar lugar, a su vez, a una mayor complejidad. Pero como digo, es un mal menor, pues entre otras cosas la propia serie no pretende en ningún momento, al menos en esta primera entrega, ser más que eso.

Puede parecer que Penny Dreadful, con sus elaborados diálogos y el carácter apesadumbrado de sus protagonistas, es una reflexión sesuda sobre el bien y el mal, sobre el pasado y los pecados de los hombres, pero en realidad es un entretenimiento no apto para todos los gustos. Aunque la serie puede disfrutarse de cualquier manera, el conocimiento de los relatos clásicos aportará, sin duda, una mejor apreciación de algunos matices. Sea como fuere, la serie es un magnífico relato sobre la tragedia, el dolor y la culpa. Sus bases literarias no hacen sino acentuar la espléndida ambientación que logra John Logan. Notable.

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