‘Penny Dreadful’ aprovecha la literatura de terror en su 1ª temporada


Los vampiros son los protagonistas de la primera temporada de 'Penny Dreadful'.Ver el nombre de John Logan, guionista de Gladiator (2000), La invención de Hugo (2011) o Skyfall (2012), en una serie ya debería ser aliciente más que de sobra para, al menos, prestar atención al producto. Si a esto le sumamos unos actores notables y una temática que bebe de la literatura clásica de terror, el atractivo es mucho mayor. Por eso la primera temporada de Penny Dreadful, de apenas 8 episodios, ha logrado el éxito que ha logrado, lo que no impide que la historia pueda mejorarse.

Puede que lo más misterioso de esta ficción sea, precisamente, que a pesar de su evidente carácter terrorífico, no está planteada como una trama de terror. El misterio, la intriga y, sobre todo, la ambientación de ese Londres victoriano juegan un papel más importante que la sangre, el susto fácil o la violencia, por otro lado presentes a lo largo de este primer arco dramático. Como si de una ‘Liga de los Hombres Extraordinarios’ se tratara, la confluencia de los extraños personajes protagonistas otorga a la serie un atractivo halo de misterio que no hace sino hipnotizar más que cualquier otro aspecto.

Eso no quiere decir, sin embargo, que sea una historia sorprendente. Cualquier amante de la literatura y de los monstruos clásicos del terror es capaz de averiguar con bastante antelación las debilidades, fortalezas y secretos de los principales protagonistas, más si cabe cuando la mayoría responden a nombres tan conocidos como Dorian Gray (Reeve Carney, visto en American Playboy) o Victor Frankenstein (Harry Treadaway, conocido por El llanero solitario). Tan solo el misterio de algunos, como el de Eva Green (Sombras tenebrosas), es capaz de mantener la fascinación por el conocimiento, aspecto que queda plenamente satisfecho al explicar sus pasados en no pocos episodios.

Pero sin duda lo mejor de Penny Dreadful es la integración de todos los personajes, de todas las tramas, en una historia mucho mayor. La búsqueda de Mina Harker, novia inmortal de Drácula, no es más que una excusa para explorar las relaciones humanas de un grupo de seres complejos, marcados por las oscuras caras de sus personalidades y que arrastran todo tipo de pecados. En este sentido, Logan aprovecha la fuerza literaria de los personajes para trasladarla a la propia trama, convirtiendo la serie en un drama manchado de sangre y dolor que sabe nutrirse de la influencia de las obras originales. Dicho de otro modo, el creador de la serie se aparta del recurso fácil para adentrarse en el lado más profundo de sus criaturas.

Luces y sombras

No cabe duda de que esta primera temporada de Penny Dreadful es un relato sobrio, construido de forma inteligente y que juega en todo momento con la duda, tanto la que tienen sus protagonistas con el mal al que se enfrentan como la que asalta al espectador con la verdadera naturaleza de algunos personajes, sugerida pero nunca revelada hasta el episodio final. En este sentido, la trama crea una espiral compleja que atrapa sin remedio a todo aquel que se acerca a este rico fresco literario y cinematográfico.

Pero no todo son luces en esta tenebrosa historia. La obra de Logan peca en todo momento de cierta ingenuidad, no tanto en las consecuencias de sus actos como en el hecho de que parece proponer algo más de lo que realmente termina ofreciendo. En efecto, estos personajes marcados por la culpa y el dolor de sus pecados siempre parecen poder superar los momentos más lúgubres sin que dejen demasiadas secuelas en su personalidad. Como si del cuadro de Dorian Gray se tratara, todos parecen seguir adelante a pesar del rastro de sangre y muerte que dejan a su paso.

Esto, aunque un mal menor en una serie más que notable, impide que se pueda hablar de una producción excepcional, quedándose en un mero entretenimiento (rico y culto, eso sí) que poco puede llegar a sorprender. Una mayor entrega a las consecuencias de sus actos, por ejemplo, generaría un conflicto interno más complejo, cuyas consecuencias externas podrían dar lugar, a su vez, a una mayor complejidad. Pero como digo, es un mal menor, pues entre otras cosas la propia serie no pretende en ningún momento, al menos en esta primera entrega, ser más que eso.

Puede parecer que Penny Dreadful, con sus elaborados diálogos y el carácter apesadumbrado de sus protagonistas, es una reflexión sesuda sobre el bien y el mal, sobre el pasado y los pecados de los hombres, pero en realidad es un entretenimiento no apto para todos los gustos. Aunque la serie puede disfrutarse de cualquier manera, el conocimiento de los relatos clásicos aportará, sin duda, una mejor apreciación de algunos matices. Sea como fuere, la serie es un magnífico relato sobre la tragedia, el dolor y la culpa. Sus bases literarias no hacen sino acentuar la espléndida ambientación que logra John Logan. Notable.

‘House by the river’, o el expresionismo de Lang fuera de Alemania


Fritz Lang vuelve al expresionismo en 'House by the river'.Hablar de Fritz Lang es hablar del expresionismo alemán. Es hablar de obras cumbre de la Historia del cine como Metrópolis (1927) o El testamento del Dr. Mabuse (1933). Pero hablar de él también es hablar de una etapa en Hollywood muy fructífera. Tanto que entre sus obras se hallan un western y varias aventuras, amén de thrillers y dramas. Pero entre todas ellas siempre hubo un hueco para seguir desarrollando las señas de identidad del movimiento cinematográfico alemán, y uno de lo mejores ejemplos es House by the river (1950), film inédito en varios países, entre ellos España.

Su argumento, basado en la novela de A.P. Herbert, es extremadamente sencillo. Un escritor vive apartado del mundanal ruido en una casa a orillas de un río. Su intención es poder encontrar la inspiración para una nueva obra, pero su vida da un vuelco cuando una noche mata a su sirvienta al tratar de forzarla para que se acueste con él. Aterrado por las consecuencias, convence a su hermano para que ambos se deshagan del cuerpo. Éste, enamorado de la mujer del escritor, acepta convertirse en cómplice e incluso llega a aceptar la culpa del crimen cuando éste se descubre. Sin embargo, cuando la condena parece inminente la locura del escritor vuelve a apoderarse de él, llevándole a extremos nunca imaginados. Como puede verse, el desarrollo dramático es prácticamente inexistente, al menos físicamente hablando. Y dicha sencillez, que se traslada también a los escenarios, es lo que aprovecha el director para lograr un contraste mucho mayor con el aspecto emocional y psicológico de los personajes, sobre todo del protagonista.

En cierto modo, House by the river puede ser vista por muchos como una película pequeña cuya concepción es, tal vez, demasiado básica. Empero, el film de Lang va mucho más allá. Limitarse únicamente a analizarla desde su aspecto visual sería una ingenuidad, toda vez que las películas del director vienés rara vez se limitan a «contar una historia». Es aquí donde entra en juego el duelo moral y emocional que libra el escritor, interpretado con solidez por Louis Hayward (Diez negritos) aunque con algunas limitaciones en determinados momentos. Su evolución es lo realmente interesante de la película, pues ofrece todo un abanico en el que se dan cita los celos, el odio, el miedo, la pasión y la locura. Conceptos todos ellos muy presentes en el cine de Fritz Lang, por cierto.

La forma en que el personaje se involucra más y más en la terrible espiral obsesiva a raíz del asesinato de su criada convierte la obra en una frío y calculado descenso a los infiernos motivado única y exclusivamente por el remordimiento y el miedo a la propia naturaleza humana que el protagonista descubre dentro de él. Una naturaleza que, no en vano, se aprovecha de todos sus semejantes, incluido su propio hermano, una de las víctimas más notables de la obsesión antes mencionada. Dividida en dos partes diferenciadas claramente, la película puede pecar de un exceso de celo en su ritmo, demasiado pausado en determinados momentos. Pero si se analiza desde el punto de vista psicológico, ese tempo permite al espectador introducirse mucho más en la mente del asesino, siendo partícipe y testigo, jurado y verdugo, de la actitud del personaje al que da vida Hayward.

Luces y sombras de la personalidad

Pero comenzaba este comentario diciendo que House by the river es una de las mejores muestras de expresionismo alemán fuera de Alemania. Este movimiento artístico utilizaba la iluminación y la fotografía como medio narrativo de la condición humana, de sus traumas, sus miedos y sus anhelos. Lang aprovecha todos sus conocimientos en este sentido para dotar al film de una fuerza visual incuestionable que, con su uso de luces y sombras, disecciona la psique cada vez más perturbada del escritor homicida. La fotografía, a cargo de Edward Cronjager (Cimarrón), adquiere de este modo un protagonismo propio en paralelo a la propia historia, aunque siempre otorgando al desarrollo dramático una relevancia mayor. Así lo demuestra, por ejemplo, el momento del crimen, en el que la oscuridad parece adueñarse del decorado principal que es la casa. Una oscuridad que no solo sirve para ocultar el propio crimen, sino para que el espectador vea aflorar la verdadera personalidad del protagonista, como si de un monstruo que surge de las sombras se tratara.

Claro que no es el único momento. El uso de la iluminación y la planificación elegida por Fritz Lang, esta última en un constante proceso que oscila entre planos generales y planos más concretos, dotan a la obra de una narrativa no solo eficaz, sino incluso angustiosa. Ya he insistido en el proceso de obsesión y locura que sufre el protagonista, pero es gracias al uso de la cámara que el espectador se identifica hasta el punto de sentir la angustia de la culpabilidad y el miedo a ser descubierto. Cada sonido, cada sombra proyectada sobre el suelo o la pared, e incluso cada comentario, adquieren una importancia capital en la destrucción de la psique del rol principal, y por extensión en la inquietud de todos aquellos que asisten a los acontecimientos que se suceden en esta casa cuya imagen, por cierto, se vuelve incluso un poco grotesca con el paso de los minutos sin que cambie su apariencia.

Aquellos más familiarizados con la obra del director notarán que muchos de los conceptos narrativos y dramáticos de la película remiten irremediablemente a M, el vampiro de Düsseldorf (1931). No cabe duda de que buena parte de la experiencia adquirida en aquel film repercute en la forma de contar la evolución de este personaje que, aunque distinta, es similar en muchos sentidos. Es cierto que en el film que nos ocupa la obsesión es algo interno, mientras que en aquel era algo más físico, representado por el miedo de una ciudad. Pero en ambos el protagonista siente una marca que le acompaña, una pesada losa de la que es incapaz de librarse y que, por mucho que lo intente, siempre regresa a su puerta para reclamar justicia. En la película de los años 30 era un grupo de criminales; en este caso es el propio río, cómplice a la hora de esconder cadáveres y testigo de la acusación al devolver los cuerpos.

Desde luego, comparada con otras de sus obras House by the river es una película menor. Corta duración, trama sencilla y poco más de dos escenarios. Pero eso permite a Fritz Lang desarrollar al máximo la teoría cinematográfica del montaje y la iluminación, obteniendo como resultado una obra profundamente psicológica en la que las sombras, física y emocionales, juegan un papel fundamental. De hecho, sin estos factores posiblemente estaríamos hablando de un film normal y corriente, uno de tantos elaborados en aquellos años a la sombra de los grandes relatos del cine negro. En manos del director, empero, adquiere entidad propia, única, y se convierte en un interesante film expresionista que obliga a estar atento a cualquier detalle y a analizar todos los encuadres. Es el resultado, en definitiva, de la visión de un genio a una historia aparentemente correcta.

‘Thor: El mundo oscuro’: un entretenimiento con luces y sombras


Chris Hemsworth y Tom Hiddleston en un momento de 'Thor. El mundo oscuro'.Lo que ocurre en la Casa de las Ideas, nombre con el que se conoce a Marvel, desde que decidió apostar fuerte por las adaptaciones cinematográficas de sus cómics es cuanto menos curioso. Existen dos niveles bastante diferenciados, asociados normalmente a la fama de sus personajes. Algunas películas han ayudado a ensalzar esta especie de subgénero en el que se han convertido las películas de superhéroes; otros, por contra, demuestran los importantes vacíos que existen en estas tramas cuando el humor y la mediocridad se apoderan de los relatos. El caso de la primera Thor hace un par de años se quedó a medio camino, y su continuación no mejora demasiado, aunque hay que reconocer que posee los suficientes elementos para que casi dos horas de metraje se pasen en un suspiro.

El principal problema de Thor: El mundo oscuro reside en su guión, que adolece por completo de profundidad dramática, incluso en los momentos más teóricamente impactantes de la trama. Apenas existe sorpresa en sus giros argumentales, algunos de los cuales, por cierto, se ven venir de lejos si se conoce la naturaleza de los protagonistas, quienes se aferran a sus naturalezas inamovibles como si de un mapa de intenciones y personalidades se tratara, y en el que los buenos se distinguen con unos colores y los malos con otros (en pocas palabras, claros y oscuros). En este sentido, empero, hay que aplaudir la madurez con la que se trata al protagonista respecto al primer film, en el que se le presentaba algo más infantil y más insoportable. Por otro lado, tampoco ayuda demasiado la realización de Alan Taylor, director curtido en la televisión que, según parece, ha debido conseguir el trabajo gracias a su labor en la serie Juego de Tronos, de la que ha dirigido numerosos episodios.

Es aquí donde se encuentra el tendón de Aquiles, al menos visualmente hablando. La planificación es impersonal, correcta pero carente de una marca personal, de una visión que supere ese marco formal que tienen los artesanos de este oficio. Eso no es necesariamente malo, más bien al contrario. Sin embargo, en este caso concreto, con la aplicación de las tres dimensiones al resultado final, podría haber optado por algo más arriesgado, sobre todo con algunas ideas realmente originales del guión, como ese combate final que se viaja entre varios mundos. Todo ello evita que el espectador se zambulla en la riqueza visual de un film que, por otro lado, entretiene de principio a fin. Gracias a la combinación de humor y a la labor de los actores, todos ellos más que correctos en sus respectivos papeles, la película se convierte en un espectáculo puro y duro.

Habrá quien opine que la primera parte fue mejor que la segunda; otros pensarán lo contrario, y habrá quienes directamente la consideren irrelevante. Thor: El mundo oscuro mantiene el nivel de la primera, y por momentos la supera. Pero que nadie espere con esto nada más que una distracción palomitera que, en el fondo, podría haber sido mucho mejor. Hay que verla como lo que es: un eslabón más en ese macroproyecto de la compañía que consiste en llevar el mundo de los cómics a la gran pantalla. Siempre que no se espere más de ella, podrá disfrutarse sin grandes frustraciones. Incluyendo la ya tradicional secuencia final en los créditos, un guiño que posiblemente solo entenderán los fans.

Nota: 6/10

‘Luces Rojas’ no desbanca a ‘La invención de Hugo’ al frente de la taquilla


El estreno era esperado, y las expectativas no defraudaron. Sin embargo, Luces rojas de Rodrigo Cortés (Buried) no ha conseguido que La invención de Hugo abandone el puesto de película más taquillera de España, por lo que la película de Martin Scorsese (Casino) repite una semana más como la más solicitada por los espectadores de nuestro país. Además, ya sea por los Oscars recibidos o por un buen boca a oreja, la cinta sólo desciende un 21% respecto al fin de semana pasado, lo que hace presagiar una larga trayectoria en taquilla. Esta historia sobre los orígenes del cine logra los 1,36 millones de euros, acumulando en total 3,65 millones.

Por su parte, el thriller con Robert DeNiro (Los padres de ella), Sigourney Weaver (Armas de mujer) y Cillian Murphy (Origen) se queda en los 1,12 millones de euros, lo que confirma las buenas sensaciones que deja el film de Cortés y permite pensar que, si no fuera por el 3D que acompaña a La invención de Hugo y encarece las entradas, la posición de ambas podría haber sido diferente. Habrá que esperar al próximo fin de semana para ver si el fenómeno no se apaga, aunque a tenor de lo ocurrido en las redes sociales, es más que probable que se mantenga varias semanas en lo más alto.

El tercer puesto es para otro estreno, Chronicle. El sleeper del año, filmado como si fuera una película casera, no supera el millón de euros en poco más de 300 cines, lo que no es una mala cifra, sobre todo teniendo en cuenta que la historia está destinada a un sector muy concreto: público mayoritariamente juvenil y ávido seguidor de la ciencia ficción o, como se llama hoy en día, friki. Con todo, existen muchas posibilidades de que el éxito que ha tenido en otros países como Estados Unidos no se repita en España.

Algo similar le ocurrirá a la cuarta película que más recaudó el fin de semana del 2 al 4 de marzo, y que es otro estreno. Indomable, de Steven Soderbergh (Traffic) recauda unos decentes 519.000 euros en 286 cines, pero confirma la idea de que este tipo de cine de acción protagonizado por mujeres no termina de cuajar entre los espectadores de nuestro país, sobre todo si es un producto de puro entretenimiento. Y eso a pesar de un reparto que quita la respiración.

Otro producto juvenil se sitúa en el quinto puesto. La mujer de negro, gracias a un terror atmosférico bien elaborado, apenas desciende un 37%, logrando 471.000 euros y acumulando ya 2,69 millones de euros. Otro de los títulos que se mantienen en buena forma es Viaje al centro de la Tierra 2: la isla misteriosa, que tras algunas semanas como la más vista, ahora se sitúa en sexto lugar con 703.000 euros recaudados esta semana y unos más que decentes 3,86 millones de euros, muchos gracias, cómo no, al 3D. Lo realmente interesante, sin embargo, estriba en su descenso del 26%, por lo que será un fuerte competidor para los estrenos familiares de las próximas semanas.

La gran ganadora de los Oscar, gracias precisamente a estos galardones, asciende varios puestos y se sitúa tras la película protagonizada por Michael Caine con 452.000 euros. The Artist prosigue su exitoso camino a pesar de la narrativa y el formato utilizados, y ya acumula 4,12 millones de euros en España desde que hace 12 semanas llegara a nuestras pantallas.

Cierran el top 10 tres películas de diferentes temáticas. Ghost Rider: espíritu de venganza, como era de esperar, está resultando un fiasco. Nicolas Cage no convence en su segundo intento por revitalizar a este personaje de Marvel, y tras una semana en cartel cae un 55%, acumulando un total de 1,48 millones de euros. Por su parte, la veterana El inquilino se mantiene en buena forma a pesar de descender un 43%; tras un mes en las pantallas, ya tiene 4,68 millones de euros más en sus arcas, y lo que todavía le quede por conseguir.

El farolillo rojo es Una aventura extraordinaria, la nueva película de Drew Barrymore que no parece interesar a casi nadie, ni siquiera a su productora, Universal Pictures, que la ha estrenado en 212 cines y apenas ha recaudado 339.000 euros, lo que hace presagiar un futuro negro en nuestra taquilla, sobre todo con los estrenos que se presentan el fin de semana del 9 de marzo.

‘Luces rojas’: un luminoso truco de magia


Pocas veces un director logra un impacto como el de Buried (Enterrado) con su segunda película. Por eso, había muchas expectativas puestas en el nuevo trabajo de Rodrigo Cortés y, más que repetir el éxito, si mantendría el buen nivel narrativo y argumental de la propuesta protagonizada por Ryan Reynolds. Y al igual que uno de los personajes de Luces Rojas, el regreso de Cortés ha supuesto todo un trabajo de buen hacer cinematográfico, un truco de magia que engancha gracias a una historia de tintes sobrenaturales con un reparto de verdadero lujo.

Y como todo buen truco, la película presenta a dos escépticos científicos (Sigourney Weaver y Cillian Murphy) que se dedican a desenmascarar fenómenos paranormales. Todo parece ir sobre ruedas hasta que hace acto de presencia un mentalista ciego (Robert DeNiro), que vuelve tras años de retiro dispuesto a sorprender al mundo. Su fuerte carisma y la sofisticación de sus espectáculos cambiará por completo la forma de ver las cosas de los dos científicos. Hasta aquí, una historia que, en mayor o menor medida, puede parecer conocida. Sin embargo, Cortés se distancia de títulos similares para tejer una sofisticada trama en la que se mezclan secretos, trucos y sentimientos que marcan sin remedio el devenir de los personajes.

Unos personajes, por cierto, que se mueven en una atmósfera cada vez más opresiva, más intrigante, que presenta como inexplicables una serie de fenómenos que sólo al final pueden tener su explicación, aunque para muchos no sea la esperada. Como decíamos al comienzo, Luces rojas presenta sus elementos como un buen truco de magia. Pero como tal, termina por crear un desenlace que poco o nada se parece a los elementos presentados, ofreciendo una cara diametralmente opuesta de todo lo que hasta ese momento se había visto.

En este sentido, muchos podrían encontrar más de un punto en común con películas como El sexto sentidoLos otros e incluso El truco final. Que nadie se llame a engaño: aquí no hay muertos de por medio. En cierto modo, es algo mucho más complejo, dado que aquí el factor sorpresa viene determinado por las decisiones de los personajes y cómo éstas afectan a su entorno y a ellos mismos.

Pero esta tercera película del director de Concursante posiblemente no lograría la solidez que muestra en pantalla si no fuera por un reparto convincente. Comenzando por una Sigourney Weaver (Alien) para la que fue escrito el papel, Cillian Murphy (Batman Begins) confirma una vez más que es uno de los mejores actores de su generación, y Robert DeNiro (Toro salvaje) simplemente demuestra que no ha perdido capacidad interpretativa siempre y cuando se le ofrezca un papel con capacidad de evolucionar.

Poco se le puede reprochar a esta espléndida historia con un final que mantiene en vilo hasta prácticamente el último plano. En todo caso, existen momentos en los que el espectador puede notar la desorientación de los propios personajes al encontrarse desubicado entre explicaciones científicas y conversaciones que tratan de explicar la verdadera naturaleza de los mismos, y que sólo con un segundo visitando pueden llegar a entenderse. Con todo, Rodrigo Cortés mantiene y, hasta cierto punto, incrementa el nivel de su anterior película, lo que no deja de ser una magnífica noticia para el cine en general y el cine español en particular.

Nota: 8/10

Rodrigo Cortés guía los estrenos de la semana con sus ‘Luces Rojas’


El mes de marzo comienza con buen pie para las producciones españolas. Si la semana pasada daba la casualidad de que había pocos estrenos, y algunos más bien mediocres, el fin de semana del 2 de marzo no sólo ofrece una buena cantidad de películas, sino que de ellas cuatro son españolas o tienen participación de nuestro país. Y una es, ni más ni menos, que el estreno de la semana.

Hablamos de Luces rojas, la nueva película de Rodrigo Cortés después del éxito de Buried (Enterrado) y con un cartel de auténtico lujo. Desde veteranos como Robert DeNiro (Taxi Driver) o Sigourney Weaver (Alien), hasta nuevas generaciones de actores como Cillian Murphy (Origen) o Elisabeth Olsen, la hermana pequeña de las gemelas Olsen. La historia sigue a dos investigadores de fraudes paranormales que abordan el caso de un psíquico ciego que reaparece después de 30 años. Sin duda, el elemento sobrenatural y el buen sabor de boca que dejó su anterior trabajo convierten a Luces rojas en uno de los estrenos más esperados del fantástico en este 2012, con permiso de las grandes superproducciones.

Y precisamente la otra gran propuesta también es fantástica, aunque en este caso es un sleeper, un éxito sorpresa. Con producción británica y estadounidense, Chronicle narra la historia de tres jóvenes que, tras descubrir una sustancia en un bosque, empiezan a desarrollar facultades sobrehumanas. Lo que comienza como algo increíble se torna en pesadilla cuando afloran conflictos y miserias personales. Ópera prima de Josh Trank, la cinta está rodada con un estilo casero, similar a otras producciones como Paranormal ActivityMonstruoso, y al igual que en ellas, sus actores son poco o nada conocidos, de cara a ofrecer un aspecto más realista y amateur al conjunto. Algo que ha debido de funcionar a tenor de las buenas críticas cosechadas.

Acción y óperas primas

No es esta la única ópera prima (al menos en la ficción) de la semana. Angelina Jolie (Tomb Raider) afronta vuelve a ponerse tras las cámaras con En tierra de sangre y miel, un relato ambientado en la Guerra de los Balcanes que utiliza a actores serbios y bosnios para la ocasión. Conocidos fueron los problemas durante el rodaje, que estuvieron a punto de obligar a cancelarlo. La labor de Jolie tras las cámaras, empero, no es todo lo absorbente como se podría esperar, y no ha convencido allá donde se ha estrenado.

Indomable sí se presenta, sin embargo, como uno de los potentes estrenos del fin de semana. Potente en cuanto a la acción, que no a la trama (al menos, a priori). Dirigida por Steven Soderbergh (Traffic), la película cuenta la historia de una soldado que trabaja de forma privada hasta que es traicionada por su jefe, emprendiendo una huida y una venganza personal. El reparto está repleto de caras conocidas: Ewan McGregor (Trainspotting), Channing Tatum (G. I. Joe), Michael Fassbender (Shame), Bill Paxton (Mentiras Arriesgadas), Antonio Banderas (La piel que habito) y Michael Douglas (The Game).

El último estreno norteamericano es un drama con toques tiernos titulado Una aventura extraordinaria y basado en los acontecimientos reales sobre la salvación de unas ballenas atrapadas bajo el hielo del Círculo Polar Ártico. Con Drew Barrymore (50 primeras citas) como absoluta protagonista, la cinta cuenta también con el siempre correcto John Krasinski (No es tan fácil), Ted Danson (serie Daños y perjuicios) y Dermot Mulroney (Infierno blanco).

España y Europa

El resto de estrenos provienen del viejo continente. Entre los productos nacionales, Año de gracia, dirigida por Ventura Pons y con Rosa María Sardá, Oriol Pla y Santi Millán como protagonistas de la historia de un joven que llega a Barcelona en busca de oportunidades y acaba con una mujer mayor que le da cobijo a cambio de compañía. El otro estreno 100% español es Una canción, propuesta dirigida y protagonizada por Inmaculada Hoces en el papel de una abogada que se queda en el paro por su honestidad y las experiencias que vive durante su búsqueda de empleo.

Nuestro país también está presente en Hora menos, junto a Venezuela y Brasil. Dirigida por Frank Spano, la historia se centra en las lluvias torrenciales que afectaron a Venezuela en 1999, y en concreto en la vida de dos mujeres interpretadas por Rosana Pastor y Erika Santiago.

Desde Rusia nos llega Fausto, dirigida por Alexander Sokurov y abordando el mito de Fausto desde el punto de vista del entorno en el que se mueve el personaje de Goethe. Interpretada por Johannes Zeiler y Anton Adasinski, este estreno viene acompañado de otro italiano, De cintura para arriba. Esta comedia romántica sobre un trío amoroso entre una mujer, la amiga en silla de ruedas de ésta, y un hombre en la cárcel, está dirigida por Gianfrancesco Lazotti y protagonizada por Cristiana Capotondi, Filippo Nigro y Nicoletta Romanoff.

El último estreno de este fin de semana es ¿Y ahora a dónde vamos?, otra comedia, esta vez francesa y con toques dramáticos, que cuenta la determinación de las mujeres en época de guerra por mantener a salvo a sus familias y a su pueblo. Con Nadine Labaki detrás y delante de las cámaras, el reparto se completa con  Claude Bazz Mossawbaa (Takla) y Layla Hakim entre otros nombres femeninos.

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