‘El especialista’: pulgar hacia arriba


Ryan Gosling y Emily Blunt protagonizan 'El especialista'

Encontrar el equilibrio entre el entretenimiento y la historia en el cine es, posiblemente, la tarea más compleja de todas. Saber contar una historia y, sobre todo, saber adaptar el modo de narrar al relato es lo que puede arruinar o encumbrar un film. Por eso, lo nuevo de David Leitch (Bullet train) funciona como un reloj.

Es muy posible que los detractores de El especialista acusen al film y a su director de tener una trama simplona y algo infantil, con unos actores que no se toman en serio ni a sí mismos y efectos especiales a raudales. Y sí, algo de eso hay. El argumento es sencillo a más no poder, y su desarrollo argumental es… bueno, dejémoslo en previsible. Pero precisamente por eso, Leitch aprovecha la ocasión para dar rienda suelta a un lenguaje audiovisual que aprovecha al máximo el concepto del metalenguaje con el que juega una película ambientada en el mundo del cine y con un doble de acción como protagonista. Esta idea del cine dentro del cine se desarrolla a lo largo de todo el film y se extiende a otros conceptos cinematográficos, narrando visual y conceptualmente lo mismo que se cuenta en los diálogos de los personajes.

En realidad, en otro contexto esto sería un punto negativo. Si algo tiene el cine es que lo que dicen los personajes nunca es lo que realmente quieren expresar, estableciéndose un doble lenguaje y un subtexto que enriquece la trama. Sin embargo, en un film que ahonda en el cine, que un personaje le hable al protagonista de unicornios y él vea, literalmente, un unicornio, da una vuelta de tuerca a ese subtexto, convirtiendo el relato en una suerte de crítica ácida no solo al star system de Hollywood (las referencias cinematográficas a estrellas y grandes títulos del cine son constantes), sino al propio concepto del «cine elevado». Y esto, no por casualidad, es lo que hace que este film sea algo más que una parodia de acción.

Y sí, evidentemente El especialista es una comedia de acción que parodia muchas ideas del séptimo arte. Sin ir más lejos, la cinta que están rodando, con sospechosas similitudes visuales y sonoras con el Dune de Denis Villeneuve. Pero es que está diseñada de forma consciente para eso, para reírse hasta de sí misma. Y ese juego que mezcla metalenguaje cinematográfico, simplicidad narrativa, una apuesta visual relativamente arquetípica y un reparto que disfruta con lo que hace es lo que convierte este film en una obra diferente, fresca, entretenida y con más calidad de la que aparentemente parece tener. Tal vez no gane premios, pero sin duda hace disfrutar en una sala de cine.

Nota: 7,5/10

‘Babylon’: cantando bajo una lluvia de excesos


Brad Pitt y Diego Calva protagonizan 'Babylon'.

Los grandes directores, más allá de su lenguaje audiovisual, siempre suelen identificarse por alguna temática en particular. Y no cabe duda de que Damien Chazelle (La La Land) tiene una relación muy especial con la música. Sabe cómo utilizarla, cómo emplear los silencios y cómo el lenguaje sonoro puede ser un vehículo igual de poderoso que el visual. Su última película es un viaje por el exceso, es cierto, pero también una visión compleja, irónica y ácida sobre la creación de Hollywood y los orígenes de esa época dorada del cine.

Y como buen realizador, Chazelle recurre a los clásicos. Ni siquiera se molesta demasiado en esconderlo. Babylon podría definirse, a grandes rasgos, como una versión para adultos de Cantando bajo la lluvia (1952). O mejor dicho, una mirada a lo que habría sido en realidad lo que narra esta película. Y bajo este prisma, el director compone una trama mayúscula con un elenco que quita el sentido, no solo por los nombres propios que lo conforman sino porque todos brillan con luz propia, incluso aquellos que apenas tienen un pequeño papel en esta historia que abarca décadas de amor por el séptimo arte. A través de la mirada del joven protagonista (atentos a Diego Calva –Los hermosos vencidos-), el espectador asiste a una suerte de Sodoma y Gomorra en las que todo está permitido y todo se mueve por el vicio y el placer mientras los espectadores consumen un arte que evoluciona tan rápido como se consume la droga.

Aunque posiblemente lo más inteligente sea el modo en que muestra un mundo hecho de cartón piedra, no solo en sus decorados, sino en los sentimientos de unos personajes vacíos, que se mueven por interés y que son incapaces de tener emociones propias. Tan solo tienen un Dios, que es el público, y cuando eso falla, no tienen futuro (la última escena del personaje de Brad Pitt –Ad Astra– es tan hermosa como elegante en su forma de mostrar esto). Esta doble mirada, a medio camino entre el espectáculo de cara a la galería y el vacío existencial de unos personajes carentes de objetivo más allá del aquí y ahora, es lo que convierte este exceso audiovisual en una obra más que notable, en un homenaje al cine y, sobre todo, a lo que representa en cada uno de nosotros. Porque como se menciona en un momento dado, lejos de los focos, lejos de decorados y de actores cuyo tiempo acabó, siempre quedan las obras imperecederas que nos dejaron, y el impacto emocional que da forma a los sueños y a las personalidades.

Así que sí, Babylon es una gran película. Personalmente, una de las mejores del año. Poco se puede decir en contra de una cinta como esta, salvo tal vez el elemento que mejor la define: sus excesos. Chazelle crea un film que se excede en todo, desde su fiesta inicial hasta su duración (con 20 minutos menos se podría haber contado igual), y esto puede terminar por lastrarlo. Pero quien quiera disfrutar de buen cine, quienes sean amantes reales del séptimo arte (ese resumen final de las películas que han marcado época deja sin palabras), no pueden dejar de verla. Humor ácido, drama, personajes complejos en su aparente simplicidad y una música que, no por casualidad, conecta en varios momentos con La La Land.

Nota: 8/10

‘Al descubierto’: las entrañas de los abusos


La redacción del New York Times deberá enfrentarse al poder de Hollywood en 'Al descubierto'.

Es difícil crear algo nuevo en el cine periodístico. Las historias sobre los grandes escándalos descubiertos por los medios de comunicación suelen ser muy parecidas unas de otras, y eso al final tiene su parte buena y su parte mala. La buena es que los amantes de este tipo de dramas con toques de suspense saben lo que pueden esperar, disfrutan con los giros argumentales y descubren nuevos aspectos de las historias que ya conocen. La mala es, precisamente, que todo esto le resta dinamismo y sorpresa a la historia. Y todo ello está en la película de Maria Schrader (El hombre perfecto).

Me imagino que a nadie sorprende si digo que Al descubierto es previsible. No solo porque ya se sabe su final, sino porque no hay nada en ella que no pueda intuirse casi desde el primer plano: los primeros compases de la investigación, las dificultades de conseguir testimonios, las presiones a las periodistas, el éxito final… Schrader compone una obra que en todo momento sigue las vías de un tren que circula a velocidad más o menos constante y sin sobresaltos. Y en este sentido, la cinta pierde muchos enteros, no porque la historia no sea atractiva, sino porque la directora no logra aportar nada interesante visualmente hablando. La película, correcta formalmente, no logra enganchar nunca al espectador para mantenerle pegado al asiento con la posible tensión dramática de una investigación que enfrentó a dos periodistas contra uno de los más grandes y poderosos productores de Hollywood. Y aunque el guion sí deja espacios para algo más de tensión, posiblemente a través de una apuesta visual algo más arriesgada, lo cierto es que la historia da para lo que da. Así que la pregunta es… ¿qué ofrece de interesante entonces?

Pues en realidad, son todos los elementos metalingüísticos y reales que sustentan la historia. Quien más, quien menos, conoce a grandes rasgos la historia de Harvey Weinstein y el entramado de abusos sexuales en Hollywood. Pero en este sentido, la película sí depara algunas sorpresas, o al menos algunos testimonios y frases que llegan a helar la sangre. No por la brutalidad de las mismas, sino por la naturalidad con la que se decían y afrontaban situaciones que parecen sacadas de una película de terror. Esa parte de la investigación es, posiblemente, lo mejor de la obra, sustentada además por dos actrices que realizan una labor brillante en su sobriedad y sencillez. Y mención aparte merece el papel de Ashley Judd (Uno más de la familia), que se interpreta a sí misma para revivir tanto la ayuda que prestó a las periodistas como las situaciones que vivió con Weinstein. Son muy pocos minutos los que aparece en pantalla, pero saber que lo que se muestra y se cuenta sí ocurrió no deja de ser inquietante.

En pocas palabras, Al descubierto es, aparentemente, una película más sobre periodismo, los valores del cuarto poder y la lucha de unos periodistas que solo quieren sacar a la luz la verdad de lo ocurrido. Y como suele ser habitual, la publicación de estos artículos genera un terremoto que cambia por completo el panorama social y laboral del mundo entero. Pero bajo esa capa de película previsible se esconden una serie de testimonios y hechos que llevan al espectador a las entrañas de una estructura de abusos que muchos conocían y preferían ignorar. Esto es lo más atractivo de la historia, más allá de disfrutar de un reparto que realiza una labor encomiable. Recomendable para saber algo más de Weinstein y todo lo que dio lugar al movimiento #MeToo y la lucha por la igualdad; como película… bueno.

Nota: 6,5/10

Hollywood ‘se corona’ con unos Oscar que premian lo corriente


'CODA, Los sonidos del silencio' ha sido la Mejor Película en la 94ª edición de los Oscar.

Para muchos cineastas, actores, guionistas y demás personal del séptimo arte, ganar un Oscar es lo máximo a lo que se puede aspirar en cuestión de premios. Son el faro que guía muchas otras cinematografías, ese espacio en el que, más allá del glamour y el carácter hollywoodiense, se entiende que se reconoce lo mejor del año. Y claro, esto puede provocar en cada edición división de opiniones. Pero cuando se entrega un premio a la Mejor Película y el comentario común es, precisamente, lo poco acertado del reconocimiento, algo falla.

Y más allá de violencias físicas y verbales, de bofetones y de caras de sorpresa, esta 94ª edición de los Oscar pasará a la historia por dar más valor a la diversidad social que a la calidad cinematográfica. Este ha sido uno de los pocos años en los que he podido ver casi todas las películas nominadas (al menos en las categorías principales), y desde luego CODA, Los sonidos del silencio no se merecía lograr el máximo galardón de la noche. Al menos si tenemos en cuenta la calidad de obras como Dune, El poder del perro, Belfast, Drive My Car o West Side Story, por poner algunos ejemplos. No voy a negar que el premio que recibió Troy Kotsur (El número 23) era más que merecido, pero de ahí a premiar a esta obra que adapta una película francesa en dos categorías como Película y Guion Adaptado es, como poco, excesivo.

Aunque no han sido los únicos premios poco merecidos. Lo de Will Smith por El método Williams viene ya de muchos años atrás. La Academia de Hollywood le debía (o sentía que le debía) un Oscar a uno de sus actores más carismáticos, y este ha sido el momento, en detrimento de labores que, personalmente, considero más complejas como las de Benedict Cumberbatch por El poder del perro (que solo se haya premiado a la directora, Jane Campion, evidencia los complejos que todavía hay en Estados Unidos con el cine de plataformas) o Denzel Washington y su extraordinaria interpretación en Macbeth. Pero son los tiempos que nos tocan vivir.

En contrapartida, algunos premios bastante previsibles y merecidos. Que Kenneth Branagh se haya llevado el Oscar al Mejor Guion Original por Belfast hace justicia al cine más poético y visualmente hermoso. Y que Ariana DeBose logre su primer premio por comerse la pantalla en West Side Story es un leve consuelo al hecho de que una joya visual como esta nueva versión dirigida por Steven Spielberg se vaya casi de vacío. Eso sí, no hay que olvidarse de Dune. La nueva versión que dirige Denis Villeneuve (La llegada) se ha convertido en la cinta más premiada gracias a sus reconocimientos técnicos, a esa espectacular fotografía y a una banda sonora compuesta por Hans Zimmer, quien logra su segundo Oscar tras el de El rey león (1995).

Y como a estas alturas se habrá dicho todo lo posible (y lo imposible) sobre el bofetón de Will Smith a Chris Rock, sobre los vestidos lucidos en la gala y, en general, sobre todos los chismes que acompañan estas ocasiones, poco más que añadir sobre una gala que ha premiado un cine más bien corriente en algunas de sus categorías principales. Y felicitar a Alberto Mielgo y Leo Sánchez por el premio al Mejor Corto de Animación con El limpiaparabrisas. El único Oscar que ha ido a parar a manos españolas. Una lástima que no hayan sido más, pero siempre nos quedará ver cómo han disfrutado Javier Bardem y Penélope Cruz. Ellos reflejan lo que debería ser un evento de este tipo: reírse de ellos mismos y disfrutar de estar en una gala con la que sueña cualquier niño.

A continuación encontraréis la lista de Ganadores de la 94ª edición de los Oscar.

Mejor película: CODA, Los sonidos del silencio.

Mejor director: Jane Campion, por El poder del perro.

Mejor actor principal: Will Smith, por El método Williams.

Mejor actriz principal: Jessica Chastain, por Los ojos de Tammy Faye.

Mejor actriz de reparto: Ariana DeBose, por West Side Story.

Mejor actor de reparto: Troy Kotsur, por CODA, Los sonidos del silencio.

Mejor película de animación: Encanto.

Mejor película internacional: Drive my car (Japón).

Mejor guión adaptado: Siân Heder, por CODA, Los sonidos del silencio.

Mejor guión original: Kenneth Branagh, por Belfast.

Mejor documental: Ahmir «Questlove» Thompson, Joseph Patel, Robert Fyvolent y David Dinerstein, por Summer of Soul.

Mejores efectos visuales: Paul Lambert, Tristan Myles, Brian Connor yand Gerd Nefzer, por Dune.

Mejor fotografía: Greig Fraser, por Dune.

Mejor montaje: Joe Walker, por Dune.

Mejor diseño de producción: Patrice Vermette y Zsuzsanna Sipos, por Dune.

Mejor vestuario: Jenny Beavan, por Cruella.

Mejor maquillaje: Linda Dowds, Stephanie Ingram y Justin Raleigh, por Los ojos de Tammy Faye.

Mejor banda sonora: Hans Zimmer, por Dune.

Mejor canción original: Billie Eilish y Finneas O’Connell, por ‘Sin tiempo para morir’, de Sin tiempo para morir.

Mejor sonido: Mac Ruth, Mark Mangini, Theo Green, Doug Hemphill y Ron Bartlett, por Dune.

Mejor cortometraje: Aneil Karia y Riz Ahmed, por The Long Goodbye.

Mejor corto animado: Alberto Mielgo y Leo Sánchez, por El limpiaparabrisas.

Mejor corto documental: Ben Proudfoot, por The Queen of Basketball.

Unas nominaciones a los Oscar con acento español


Hay que remontarse varios años para encontrar tantos nominados a los Oscar como en este año 2022. Esta edición de los premios de la Academia de Hollywood (la número 94) no ha deparado grandes sorpresas en lo que a nominaciones se refiere, y a diferencia de otros años, las ausencias, aunque notables, no han sido tan acusadas. Pero lo importante, al menos en España, es que algunas de las principales categorías cuentan con nombres españoles.

Y a eso se suman otras tantas que, aunque no son propiamente españolas, sí tienen cierta vinculación con nuestro país. Pero desde luego, los nombres propios de esta 94 edición de los Oscar son Javier Bardem y Penélope Cruz, el primero por Being the Ricardos y la segunda por Madres paralelas. En realidad, sus nominaciones eran algo relativamente previsto, pero es la de Cruz la que puede tener lecturas más diversas y reflexivas, sobre todo para los académicos españoles. Y es que la película de Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre) no solo cuenta con la nominación a Mejor Actriz, sino también a Mejor Banda Sonora de la mano de Alberto Iglesias. La pregunta que se plantea es evidente: ¿qué habría pasado si Empáñala hubiera enviado como candidata a Mejor Película Extranjera?

La otra reflexión que cabe hacerse podría ir en sentido contrario. La cinta protagonizada por Penélope Cruz solo ha contado con esas dos nominaciones. Ni Almodóvar ha logrado estar en la terna a Mejor Director ni el guion o la película como tal están entre las candidatas a los premios, lo que podría dar buena cuenta de las fortalezas y debilidades de un film que en los Goya, que se celebran este sábado, tiene ausencias en categorías tan importantes como Mejor Guion. Pero más allá de elucubraciones, lo importante es lo importante: que posiblemente la pareja más importante de actores de este país va de la mano a una gala de la que podrían traerse cada uno su segunda estatuilla. Todo un triunfo que se completaría con el premio a Iglesias y el que consiguieran Alberto Mielgo y Leo Sánchez por El limpiaparabrisas, cortometraje de animación con serias papeletas de hacerse con un Oscar.

A estos nombres españoles habría que añadir la nominación de El callejón de las almas perdidas de Guillermo del Toro, cuya conexión con el cine hecho en España es más que conocida. Pero más allá de todo esto, las nominaciones conocidas este martes 8 de febrero dejan también otros hitos para el recuerdo. España cuenta por primera vez con dos actores nominados en un mismo año; tenemos también las numerosas nominaciones que logra el West Side Story de Steven Spielberg (Jurassic Park), quien por cierto se convierte en el director con más nominaciones de la historia. Y por supuesto, otras tantas previsibles nominaciones como las que logra El poder del perro, de Jane Campion, Dune, de Denis Villeneuve (olvidado sin embargo como Mejor Director) o El método Williams, cuyo protagonista, Will Smith, parece que sí logrará en esta ocasión la estatuilla que lleva persiguiendo varios años.

Un pequeño paréntesis para destacar algo que puede pasar desapercibido entre tantos nombres propios. Dos películas rodadas en blanco y negro se han colado en los principales premios: la bella y elegante Belfast, y la poética y expresionista Macbeth, cuyo protagonista, Denzel Washington (Fences), logra una más que merecida candidatura a Mejor Actor.

La otra cara de la moneda son los olvidados, y entre ellos destacan con fuerza dos nombres propios: Lady Gaga y Ridley Scott. Ambos, no por casualidad, unidos en La casa Gucci. Más allá de que la película pueda resultar más o menos interesante, la labor de Gaga en el film es impecable, por lo que su ausencia es cuanto menos llamativa, sobre todo después de la serie de nominaciones que ha tenido en premios por todo el mundo. Respecto a Scott, más que por ese drama sobre una de las familias más importantes de la moda, su ausencia es llamativa por El último duelo, película que simplemente ha desaparecido de las quinielas a pesar de su factura técnica, su fotografía y el calado de su guion.

En todo caso, y en líneas generales, las nominaciones a los Oscar de este 2022 hacen justicia al cine (al buen cine) visto en las pantallas y en las plataformas digitales durante el pasado año. Y como decía al inicio, esto también tiene una doble lectura. Por un lado, la Academia ha sabido reconocer lo que todo el mundo ha visto: que incluso películas como Dune o un remake como CODA pueden, y deben, estar entre los candidatos. Por otro, que ha habido tan pocas películas que realmente merezcan la pena que era inevitable que todas las aplaudidas por crítica y público estuvieran nominadas. Que cada uno se quede con la versión que prefiera.

Aquí encontrarás todos los nominados a los Oscar 2022.

Premios previsibles en una 93 edición de los Oscar muy diversa


'Nomadland' ha ganado algunos de los principales Oscar de 2021: Mejor Película, Mejor Directora y Mejor Actriz.

93 años de Oscar. 93 años de estatuillas en todas las categorías del cine. Y de todos esos premios, solo dos mujeres han logrado ser reconocidas como Mejor Directora. Ese es uno de los hitos que se han logrado en esta edición de los premios de la Academia de Hollywood de 2021. Una edición descafeinada por motivos obvios de salud que, sin embargo, deja varias lecturas a tener en cuenta, más allá de las evidentes relativas a la diversidad en sus premios.

Por ejemplo, el hecho de que Frances McDormand haya obtenido su tercer Oscar como Mejor Actriz por Nomadland. Es la segunda actriz que los consigue. Muchos pensarán en Meryl Streep, pero no hay que olvidar que esta extraordinaria artista, que en efecto tiene tres estatuillas, reparte los premios entre protagonista y secundaria. Y esto me lleva a otra reflexión: McDormand es posiblemente una de las mejores actrices en activo que existen en el cine, y sin embargo no parece tener el reconocimiento de otras compañeras. Su paso es más bien silencioso pero firme, y sin hacer ruido sigue haciendo historia en el séptimo arte. Más o menos como Anthony Hopkins, que ha vuelto a batir un récord al lograr una estatuilla con 83 años por El padre, el más veterano en conseguirlo.

Lo cierto es que esta 93 edición de los Oscar han dejado pocas sorpresas, incluso en el modo tan repartido en el que han quedado las diferentes categorías. Pero en este variado reparto sí ha habido grandes olvidados. Mank, por ejemplo, ha quedado relegada a Mejor Fotografía (extraordinario trabajo de Erik Messerschmidt) y Mejor Diseño de Producción, siendo posiblemente una de las grandes derrotadas al partir como favorita junto a la película de Chloé Zhao. Con todo, la gran damnificada de la gala fue El juicio de los 7 de Chicago, que se va de vacío a pesar de tener uno de los guiones más complejos, completos e interesantes de todos los nominados.

Y ya que estamos en España, no puedo dejar de destacar el premio al cántabro Sergio López-Rivera por su maquillaje en La madre del blues. Un premio más que merecido para una película que habría merecido algo más que quedarse únicamente en la caracterización de sus personajes. Puedo llegar a comprender las críticas por el premio de Hopkins en lugar de dárselo póstumamente a Chadwick Boseman (Black Panther), aunque es de justicia decir que la labor del actor británico es sencillamente extraordinaria.

Desde luego, estos Premios Oscar pasarán a la historia no solo por la pandemia, que también, sino por la diversidad a la que cada vez están más abiertos. El pasado año, con Parásitos haciendo historia, se abrió un interesante camino que, por fortuna, se está continuando y ampliando este 2021, y esperemos que siga así en el futuro. Y a eso se suma la incorporación de las plataformas a los premios, algo que va a permitir tener un mayor acceso a los títulos nominados y que abre el abanico de títulos y oportunidades. Todavía no han recibido los premios de las principales categorías, pero ¿quién sabe? Puede que no tardemos mucho en ver una cinta de Netflix, Prime Vídeo o AppleTv+ con la estatuilla a Mejor Película.

A continuación encontraréis la lista de Ganadores de la 93ª edición de los Oscar.

Mejor película: Nomadland.

Mejor director: Chloé Zhao, por Nomadland.

Mejor actor principal: Anthony Hopkins, por El padre.

Mejor actriz principal: Frances McDormand, por Nomadland.

Mejor actriz de reparto: Youn Yuh-jung, por Minari.

Mejor actor de reparto: Daniel Kaluuya, por Judas y el mesías negro.

Mejor película de animación: Soul.

Mejor película internacional: Otra ronda, de Thomas Vinterberg (Dinamarca).

Mejor guión adaptado: Christopher Hampton y Florian Zeller, por El padre.

Mejor guión original: Emerald Fennell, por Una joven prometedora.

Mejor documental: My octopus teacher, de James Reed, Pippa Ehrlich y Craig Foster.

Mejores efectos visuales: Andrew Jackson, David Lee, Andrew Lockley y Scott Fisher, por Tenet.

Mejor fotografía: Erik Messerschmidt, por Mank.

Mejor montaje: Mikkel E. G. Nielsen, por Sound of metal.

Mejor diseño de producción: Donald Graham Burt y Jan Pascale, por Mank.

Mejor vestuario: Ann Roth, por La madre del blues.

Mejor maquillaje: Sergio López-Rivera, Mia Neal y Jamika Wilson, por La madre del blues.

Mejor banda sonora: Trent Reznor, Atticus Ross y Jon Baptiste, por Soul.

Mejor canción original: H.E.R., Dernst Emile II y Tiara Thomas, por ‘Fight for you’, de Judas y el mesías negro.

Mejor sonido: Nicolas Becker, Jaime Baksht, Michelle Couttolenc, Carlos Cortés y Phillip Bladh, por Sound of metal.

Mejor cortometraje: Two distant strangers, de Anthony Giacchino y Alice Doyard.

Mejor corto animado: If anything happens I love you, de Will McCormack y Michael Govie.

Mejor corto documental: Colette, de Anthony Giacchino y Alice Doyard.

Los Oscar asumen el cambio en el cine y se abren a la diversidad


Si se puede sacar algo en positivo de esta terrible pandemia, al menos en el ámbito del cine que aquí abordamos, es precisamente cómo los festivales y las galas de premios se han adaptado a la situación y han abierto las miras para aceptar en las diferentes categorías a películas y producciones alejadas de las salas. Lo que en años anteriores se había comenzado a introducir de forma más o menos tímida, en este 2020 se ha consolidado como una alternativa necesaria. Y como no podía ser de otro modo, los Oscar son un claro reflejo de que el mundo del séptimo arte está cambiando.

Los nominados a la edición que se celebrará el 25 de abril comparten con sus predecesores de años anteriores la variedad de títulos y la previsibilidad de algunos galardones, pero incorpora algunos títulos que otros años, sin ningún género de dudas, habrían pasado desapercibidos. Es el caso, por ejemplo, de la espléndida Sound of metal o la no menos interesante Una noche en Miami… Al igual que muchos otros títulos de esta edición, son obras pensadas directamente para las plataformas de televisión, con una factura técnica extraordinaria pero que posiblemente no habrían encontrado cabida en la pantalla grande, o habrían tenido un corto recorrido en salas.

Al igual que ocurriera con la época dorada de las series de televisión hace unos años, la industria está empezando a dirigir su mirada a las nuevas plataformas, y los Oscar de este 2021 se van a hacer eco de eso. Sin ir más lejos, una de las favoritas, Mank (la otra es Nomadland, que apunta a ser la cinta a arrasar en la ceremonia), es una producción de Netflix que solo se estrenó en salas como estrategia comercial (dicho sea de paso, verla en pantalla grande es una experiencia incomparable). Personalmente creo que es la película del año junto a Tenet, la gran olvidada de esta edición incluso en los apartados más técnicos.

La otra gran consecuencia de esta estrategia a la que obliga la pandemia es la variedad de nominados y de películas. Y me explico. Posiblemente sea la edición con una mayor diversidad social, étnica y de género que se vaya a celebrar hasta la fecha. El hecho de que, por ejemplo, en la categoría de Mejor Actor haya candidatos de diferentes ascendencias (pakistaní, coreana, británica…) da una idea del modo en que esta ceremonia, y la Academia de Cine estadounidense, han ampliado sus miras. Y eso ha sido posible, en buena medida, gracias a la apuesta de las plataformas por contenidos de lo más diversos.

En definitiva, se trata de una 93 edición de los Oscar muy interesante, no solo por los nominados en los premios, algunos de ellos bastante cantados, sino por el significado social. En la pasada edición ya se dio un importante paso con los numerosos premios que se llevó Parásitos, y en este 2021 se puede seguir esa senda. Evidentemente, esto plantea muchas otras preguntas, una de las principales si esto va a afectar, y cómo, a la distribución y exhibición en salas. Es cierto que todo se produce condicionado por un evento tan impactante como la enfermedad que asola el mundo, pero la cuestión es que el cine, ahora sí, está en un momento de cambio. El alcance que vaya a tener todavía está por ver, pero de mantenerse lo iniciado este año posiblemente sea fundamental.

En este enlace podéis encontrar todos los nominados a la 93 edición de los Oscar.

1ª T. de ‘Hollywood’, la edad de oro del cine sale del armario


A un gigante como Hollywood, por mucho que sus integrantes sean más o menos progresistas, le cuesta hacer cambios. Y más si son en reconocimiento de una realidad social tan compleja como la actual, situando en el mismo plano de importancia y de denuncia los ataques a la homosexualidad o el color de la piel. Tal vez por eso Ian Brennan y Ryan Murphy, creadores de la serie Glee, han elegido la conocida como edad de oro del cine estadounidense para, tomando como referencia algunos personajes y hechos reales, dar un giro a los acontecimientos de esa época y construir un alegato en favor de la igualdad. El resultado es Hollywood, de la que por el momento solo tenemos los 7 episodios que componen su primera y, si no cambia la situación, única temporada.

En resumidas cuentas, esta historia coral sigue a un grupo de jóvenes actores, guionistas y directores que sueñan con hacerse un hueco en el difícil mundo del Hollywood dorado. Sus esfuerzos por salir adelante y lograr ver su nombre en pantalla grande se traducirán también en una lucha social y racial que terminará por cambiar el rumbo de la historia del séptimo arte. Evidentemente, la segunda parte de este escueto resumen es la más ficticia de todo el arco dramático, habida cuenta de que muchos personajes conocidos que aparecen en la serie, como el de Rock Hudson, no declararon su homosexualidad hasta muchos años después. Pero partiendo de esta base, la producción se revela como un interesante drama no solo sobre el funcionamiento del cine en esa época, sino sobre la hipocresía de un mundo en el que, para triunfar, había que ser otra persona y esconder los verdaderos sentimientos.

Y esto es lo que hace que Hollywood funcione. No es perfecta, es cierto, y posiblemente más temporadas permitirían ahondar en algunos conceptos dramáticos que aquí quedan apuntados de un modo algo forzado (sobre todo en lo que tiene que ver con las veteranas estrellas de color, cuya presencia parece más una obligación que una parte de la trama). Pero con todo y con eso, la serie de Brennan y Murphy crece en intensidad emocional, drama y humor a medida que la historia se desarrolla casi por fascículos. Lo que comienza siendo una historia de un puñado de jóvenes en busca del éxito se transforma progresivamente en una lucha contra la homofobia, contra el racismo y el clasismo de una sociedad anquilosada y encorsetada en sus propios miedos y autoengaños.

En realidad, la serie no es únicamente una visión idealizada de lo que podría haber sido la meca del cine. También es una crítica a muchos tabúes, recelos y censuras que existen en nuestros tiempos, con toda la evolución social y toda la transformación que ha habido en las últimas décadas. La temática planteada por los creadores es universal: para triunfar es necesario adaptarse a un estereotipo o quedarse en el camino, hasta que un grupo de personajes con la pasión suficiente son capaces de romper esa dinámica y lograr cambios que repercutan lo suficiente como para, al menos, abrir la puerta a un cambio que puede tardar en llegar. Es un proceso que se ha repetido generación tras generación, época tras época, con diferentes resultados pero con la misma mecánica. Y en este sentido, la serie de Netflix logra funcionar magistralmente, acompañada por un reparto de altura y un diseño de producción impecable. Sus problemas llegan por otro lado.

Saturaciones y excesos

Uno de esos problemas principales es la saturación de conflictos. Racismo, homofobia (sobre todo esto), prostitución… Hollywood presenta Hollywood como un nido de cinismo en el que amor, sexo, interés y talento se mezclan en una coctelera junto al arte cinematográfico. Y en sí misma no es una mala apuesta, toda vez que tira de humor y drama para encontrar un interesante equilibrio de denuncia social y glamour bajo los focos. Lo que ocurre es que esta fórmula repetida una y otra vez en prácticamente cada personaje termina por abrumar y silenciar el resto de ideas y conceptos que están en el film, como la lucha de un grupo de jóvenes por sacar adelante un proyecto en contra de los cánones del séptimo arte de la época. Da la sensación de que reduciendo algo esta carga de denuncia social (o al menos liberando a algunos personajes de esos estereotipos), la serie habría logrado algo más de complejidad y drama.

Y muy vinculado con esto tenemos el otro gran problema. La serie relata con acierto las aventuras y los líos de faldas que siempre se han vinculado al mundo de los actores, directores y productores. Pero esta ficción vuelve a ir un paso más allá para mostrar estas aventuras hasta el exceso. Todos los personajes, en mayor o menor medida (salvo, tal vez, el director al que da vida Darren Criss –Midway-), cargan sobre sus hombros un pasado de esos excesos, lo que, en teoría, les permite alcanzar la fama. De nuevo, la saturación de estos conceptos impide muchas veces que la serie avance fluidamente, obligando a saltos dramáticos que, hay que reconocerlos, en algunas ocasiones permiten crear giros argumentales interesantes, pero en otras simplemente se muestran como elipsis innecesarias.

Posiblemente todo esto esté muy relacionado con el hecho de que la serie vaya a tener, posiblemente, una única temporada. Tratar de desarrollar tantas líneas argumentales principales y secundarias en tan solo 7 capítulos no es que sea tarea imposible, es que sencillamente obliga a deshacerse de unas ideas para centrar la atención en otras. Es difícil poder dar profundidad a tantos personajes en tan poco tiempo, y aunque la ficción sale más o menos airosa de esto, algunos secundarios tan solo quedan dibujados, atisbando un poco el trasfondo y el bagaje dramático que llevan sobre sus hombros. Un planteamiento más a largo plazo habría permitido, por ejemplo, abordar con más tiempo la soledad de esos actores de color dejados de lado por Hollywood, o la evolución de algunos secundarios que se presentan de forma algo acelerada.

En todo caso, con sus errores y sus aciertos, Hollywood es una producción entretenida, dinámica, que alcanza el difícil equilibrio entre humor y drama. Si bien es cierto que sus personajes responden a los arquetipos necesarios para plantear la denuncia social que hace (y que se puede aplicar, por desgracia, todavía hoy en día), son lo suficientemente atractivos como para funcionar, tal vez no en conjunto pero sí individualmente, componiendo un universo rico en matices. Tal vez demasiado rico, pues así como la serie logra el equilibrio de géneros, se excede en personajes demasiado similares, con conflictos internos y externos demasiado parecidos. Una segunda temporada, posiblemente, permitiría arreglar algunos de estos problemas gracias, simple y llanamente, al mayor tiempo de desarrollo. Pero eso no parece que vaya a ser posible en el corto plazo.

Los Oscar se abren al mundo con ‘Parásitos’ haciendo historia


Fellini, Truffaut, Rohmer, Lang, Cuarón, Almodóvar, Amenábar, Garci, Bertolucci, Bergman. Estos son solo algunos de los nombres de grandes directores de la historia del cine. Algunos consolidados, otros todavía labrándose un nombre. Pero ninguno de ellos ha logrado el hito histórico de Bong Joon-Ho (Snowpiercer) al ganar el Oscar a Mejor Película y Mejor Película Internacional. Un hecho sin precedentes que abre un nuevo camino muy importante para unos premios que desde hace algunos años buscan internacionalizarse (como demuestra la trayectoria de premios a Mejor Director) y convertirse en unos auténticos reconocimientos del cine mundial.

Pero a pesar de esos primeros pasos, la sorpresa ha llegado en esta 92ª edición de los Oscar, en un año de cambio como 2020. Más allá del análisis de vestidos, dinámica de la ceremonia o agilidad de los premiados, lo cierto es que la gala ha dejado muchos y muy interesantes momentos. La cinta surcoreana no solo se ha llevado los premios de las dos categorías de películas, sino que lo ha hecho con el de Director y Guión original. Es decir, cuatro de las categorías principales. Un éxito contundente y arrollador que, al igual que ocurrió en los Premios Goya hace unas semanas, obliga a mirar al otro lado y ver quienes han sido los mayores derrotados de la noche, con 1917Érase una vez en… Hollywood a la cabeza. Tan solo la segunda ha logrado un reconocimiento para Brad Pitt (Máquina de guerra) como Mejor Secundario, estatuilla que termina con décadas de injusto vacío para un actor que ha demostrado en numerosas ocasiones un talento más allá de su físico (sí, los hombres también sufren esas situaciones).

Lo cierto es que la victoria de Parásitos solo ha sido una sorpresa hasta cierto punto. O más bien, por el contexto en el que se ha producido. Que haya ganado Mejor Película y Mejor Película Internacional invita a pensar que en no demasiados años la segunda categoría quedará absorbida por la primera, tal vez creando una categoría con más nominados pero confirmando, efectivamente, el carácter global de los Oscar. Hasta que eso llegue, sin embargo, no deja de ser redundante que un título gane ambos premios, aunque no por eso es menos merecido. Joon-Ho compone una ácida crítica social a las clases con mayores recursos y su modo de tratar y reaccionar ante las clases más bajas, y al igual que el resto de nominadas tenía muchas posibilidades de lograr las estatuillas que finalmente ha logrado. Un ejercicio cinematográfico bello, complejo, con numerosas lecturas. Tal vez carente de la fuerza narrativa de la cinta bélica o de la riqueza visual del homenaje al Hollywood de finales de los 60, pero en todo caso impactante por sus lecturas éticas y morales.

El problema de esta entrega de los Oscar es que, salvo esa isla que representa Parásitos, la gala ha transcurrido sin grandes sorpresas, en un tono sin tanto humor como otros años aunque con la misma espectacularidad de sus números musicales, castellano y español incluidos (alguien debería explicar a Estados Unidos el error de lenguaje cometido, como deberían explicarles que un español como Antonio Banderas no es un hombre de color, tal y como se entiende en el resto del mundo este concepto). Polémicas a un lado, ninguna sorpresa entre los cuatro premios de interpretación, poca novedad en el reparto de los galardones más técnicos y, en todo caso, algo inesperado el premio a Toy Story 4, imponiéndose a esa dulce historia de Klaus, que certifica una noche aciaga para la representación española.

Ahora queda por saber si lo ocurrido en esta edición de los premios cinematográficos más importantes del mundo va a seguir teniendo recorrido o se va a quedar en una anécdota. Hollywood no es famoso por cambiar rápidamente. Los gigantes raramente lo hacen. Pero desde luego que se avecinan cambios. Y a mi modo de ver, cambios positivos que abren la mirada a otras culturas, a otras formas de entender el cine, enriqueciendo este arte en un momento en el que cada vez parece imponerse un mensaje más conservador con políticas que rechazan aquello que procede de fuera. En este contexto, el cine vuelve a convertirse en un lenguaje transgresor, de oposición a ideologías conservadoras y retrógradas, y los Oscar en los premios del cine en su más amplio sentido.

A continuación encontraréis la lista de Ganadores de la 92ª edición de los Oscar.

Mejor película: Parásitos.

Mejor director: Bong Joon-Ho, por Parásitos.

Mejor actor principal: Joaquin Phoenix, por Joker.

Mejor actriz principal: Renée Zellweger, por Judy.

Mejor actriz de reparto: Laura Dern, por Historia de un matrimonio.

Mejor actor de reparto: Brad Pitt, por Érase una vez en… Hollywood.

Mejor película de animación: Toy Story 4.

Mejor película internacional: Parásitos, de Bong Joon-Ho (Corea del Sur).

Mejor guión adaptado: Taika Waititi, por Jojo Rabbit.

Mejor guión original: Bong Joon-ho y Han Jin Won, por Parásitos.

Mejor documental: American Factory, de Julia Reichert, Steven Bognar y Jeff Reichert.

Mejores efectos visuales: Guillaume Rocheron, Greg Butler y Dominic Tuohy por 1917.

Mejor fotografía: Roger Deakins, por 1917.

Mejor montaje: Michael McCusker y Andrew Buckland, por Ford v Ferrari.

Mejor diseño de producción: Barbara Ling y Nancy Haigh, por Érase una vez en… Hollywood.

Mejor vestuario: Jacqueline Durran, por Mujercitas.

Mejor maquillaje: Kazu Hiro, Anne Morgan y Vivian Baker por El escándalo (Bombshell).

Mejor banda sonora: Hildur Guðnadóttir, por Joker.

Mejor canción original: Elton John y Bernie Taupin por ‘(I’m Gonna) Love Me Again’, de Rocketman.

Mejor mezcla de sonido: Mark Taylor y Stuart Wilson, por 1917.

Mejor edición de sonido: Donald Sylvester, por Ford v Ferrari.

Mejor cortometraje: The Neighbors’ Window, de Marshall Curry.

Mejor corto animado: Hair Love, de Matthew A. Cherry & Karen Rupert Toliver.

Mejor corto documental: Learning to Skateboard in a Warzone (If You’re a Girl), de Carol Dysinger y Elena Andreicheva.

Los Oscar dejan alguna sorpresa entre unas nominaciones previsibles


En líneas generales, las nominaciones de la 92 edición de los Oscar conocidas este lunes cumplen con las quinielas que, en mayor o menor medida, se habían realizado en las últimas semanas y, más concretamente, a raíz de los premiados en los Globos de Oro. Ahora solo queda esperar a conocer si la Academia de Hollywood decide empezar a reconocer con alguna estatuilla las producciones destinadas a televisión, que por el momento ya empiezan a competir con las películas para la gran pantalla. Pero antes de llegar a ese 9 de febrero en el que se conocerán los ganadores, estas nominaciones dejan alguna que otra sorpresa dentro de unas categorías, por otro lado, bastante previsibles.

Posiblemente una de las mayores olvidadas sea Puñales por la espalda, que tan solo logra una nominación al Mejor Guión Original. Coincidencia o no, la categoría de Mejor Película, que puede albergar hasta 10 títulos, en esta edición tan solo tiene 9, lo que invita a pensar en los motivos por los que una comedia de intriga como esta, aplaudida por crítica y público, no ha tenido algo más de reconocimiento por parte de la industria. Y no hablo ya a su director, sino sobre todo a su espléndido reparto, con Ana de Armas (Blade Runner 2049) a la cabeza. Pero este es solo uno de los casos más llamativos. En esta categoría de «olvidadas» podríamos incluir también Richard Jewell, lo último de Clint Eastwood (Million Dollar Baby) que solo ha visto reconocida la extraordinaria labor de Kathy Bates (Una cuestión de género).

Precisamente la oscarizada actriz compite en una categoría en la que encontramos, entre otras, a Florence Pugh, quien ha sido nominada por su labor en Mujercitas, película que compite en algunas de las principales categorías. Personalmente creo que su trabajo en el film es de lo mejor del conjunto, aunque la presencia de Pugh por esta adaptación hace recordar la ausencia de Midsommar, película que por sus características era más que evidente que no entraría en las quinielas, pero eso no implica que no se siga siendo una injusticia con un film perturbador y complejo. Junto a las ausencias, como es habitual, algunas sorpresas o, por lo menos, algunos nombres propios como el de Antonio Banderas, que compite como Mejor Actor por Dolor y Gloria contra los todopoderosos Joaquin Phoenix (Joker), Adam Driver (Historia de un matrimonio) y Leonardo DiCaprio (Érase una vez en… Hollywood).

Las nominaciones de esta 92 edición dejan igualmente algunas curiosidades. Por ejemplo, que una de las películas más nominadas (y la que parece con más posibilidades de llevarse los principales premios), 1917, no tenga ningún actor nominado, así como que tampoco esté en la categoría de Mejor Montaje. No es de extrañar, dado que los actores, todos ellos más que notables, no son la parte fundamental del film de Sam Mendes, que no tiene montaje alguno al ser un único plano secuencia. También hay que apuntar la doble nominación de Scarlett Johansson como Mejor Actriz y Mejor Actriz Secundaria, la primera por Historia de un matrimonio y la segunda por Jojo Rabbit, ambas películas con nominaciones en las principales categorías.

Y junto a ellas, algunas nominaciones para producciones españolas como Dolor y Gloria (Mejor Película Extranjera) y Klaus (Mejor Película Animada) y, sobre todo, la sorpresa de Parásitos. O mejor dicho, la sorpresa que puede dar en la entrega de premios. Sus nominaciones, más o menos previsibles, la pueden coronar como Mejor Película y Mejor Película de Habla No Inglesa, amén de recibir premios al Mejor Director o al Mejor Guión Original. Pero para eso, como decía al comienzo, habrá que esperar al 9 de febrero. Por lo pronto, las previsiones se van cumpliendo y 1917Érase una vez en… HollywoodEl irlandés acaparan la mayor cantidad de nominaciones.

A continuación podréis encontrar el listado con todas las nominaciones de la 92 edición de los Oscar.

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