‘El escándalo (Bombshell)’: las tres caras del abuso de poder


Coincide en el tiempo con la serie La voz más alta, aunque por motivos obvios de formato, la película se centra únicamente en la caída de Roger Ailes vista, eso sí, a través de la mirada de las trabajadoras, en concreto de tres personajes que vienen a representar a decenas de mujeres. Pero quizá lo más interesante de la nueva película de Jay Roach (La cena) no sea nada de lo explícito que se puede ver en pantalla, sino de las reflexiones a las que invita el relato.

De hecho, El escándalo (Bombshell) es una obra previsible y hasta cierto punto arquetípica, construida sobre personajes reales que, sin embargo, se han podido ver en infinidad de films sobre temáticas similares en las que el poder, la ambición y la humillación del sexo opuesto son los principales ingredientes. Es más, el lenguaje visual de Roach es excesivamente academicista, en el peor sentido de la palabra. Sin fuerza, su narrativa se limita a exponer los hechos, apelando únicamente a la labor de sus tres actrices principales para salvar la función. Y vaya si lo hacen, por cierto. Charlize Theron (Tully), Nicole Kidman (The upside) y Margot Robbie (Dreamland) no solo componen unos personajes atractivos, sino que de forma conjunta vienen a representar tres caras muy diferentes de una misma lacra.

Y es aquí donde entramos en lo más interesante del film. La película reflexiona sobre el poder en un mundo de hombres, sobre la denigración de la mujer y el abuso de la posición que algunos directivos ejercen sobre ellas, considerándolas meros objetos de los que valerse a cambio de otorgarles una carrera construida sobre la mayor de las mentiras y el peor de los secretos. Todo eso con la campaña política de Donald Trump, sus constantes ataques a la mujer y la vinculación tan estrecha del polémico personaje con la cadena Fox. En cierto modo, y a diferencia de la serie, el personaje de Ailes es casi un secundario. Sí, es cierto que es el leit motiv de toda la historia, el motor que la hace avanzar, pero poco a poco la película se desvincula de él para convertirse en un relato sobre la situación de la mujer (y su lucha) en un mundo dominado por hombres retrógrados, misóginos y de cuestionables valores morales. Es en este contexto donde los personajes de Theron, Kidman y Robbie se revelan como símbolos, más que como roles. Y es en este contexto donde la película adquiere su mayor potencial, incluso aunque lo haga un poco tarde.

Lo más indignante de El escándalo (Bombshell) es, sin embargo, el texto final que señala cómo una cadena de televisión pagó más por la indemnización a un hombre que ha acosado a decenas de mujeres durante décadas, que por la indemnización a todas esas víctimas. Es la guinda de un relato que, en cierto sentido, resulta aterrador. Por lo demás, la película de Roach se puede entender casi como un telefilm basado en hechos reales, sin la fuerza narrativa que debería tener el relato desde su inicio (por cierto, un comienzo prometedor que rápidamente deja paso a un clasicismo formal que no encaja con la época en la que se desarrolla). En cualquier caso, su trasfondo dramático y moral, las reflexiones a las que invita y, sobre todo, sus tres actrices protagonistas, son motivos suficientes para disfrutarla.

Nota: 6,5/10

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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