1ª T. de ‘The Sandman’, una adaptación a medio gas de una obra inadaptable


Tom Sturridge da vida a 'The Sandman' en la primera temporada

Quienes hayan leído la serie de cómics de The Sandman sabrán de lo que hablo cuando digo que esta es una obra inadaptable. O para ser más precisos, una obra cuya adaptación a la pantalla, ya sea pequeña o grande, va a suponer un proceso tedioso, complejo y, en la mayoría de los casos, de resultado cuanto menos irregular. La idea de llevar esta historia del Dios del Sueño y sus hermanos a la pantalla viene ya de largo, y finalmente ha sido esta serie la que se ha llevado el gato al agua. A estas alturas ya se ha dicho de todo sobre la primera temporada de 11 capítulos (10+1, más bien), así que abordemos lo que han hecho David S. Goyer (guionista, entre otras, de El caballero oscuro) y Allan Heinberg (serie The catch) y cómo se ha trasladado todo eso a imagen.

Tuve la oportunidad de volver a adentrarme en este particular universo creado por Neil Gaiman de forma paralela en las viñetas (si es que se puede decir que tiene viñetas) y en la serie de Netflix, y personalmente creo que la adaptación, narrativamente hablando, es inmejorable. Goyer y Heinberg se convierten, en cierto modo, en montadores de toda la historia para ponerla en orden, vincular algunos personajes para convertirlos en puentes dramáticos de una aventura a otra, y construir de este modo una aventura con algo más de coherencia y vinculación emocional que la que tiene el cómic. En este sentido, los guionistas aprovechan algunas de las historias para cambiarlas de orden, transforman algunos personajes y dan vida a otros tantos en un intento de construir un universo muy parecido pero, al mismo tiempo, propio.

Y lo cierto es que lo consigue. The Sandman, la serie, es bajo este prisma una interesante obra de fantasía en la que el terror se atiene a unas pequeñas dosis, en la que el humor es casi tan negro como el traje del protagonista, y en la que las reflexiones sobre la condición humana se suceden de forma casi ininterrumpida. Todo ello se convierte en los pilares de un desarrollo complejo, aparentemente alejado de las convenciones narrativas de todo guion pero que, bajo esa capa de misticismo, se revela como un relato estructurado en tres actos con unas serie de puntos de giro y ganchos que mantienen al espectador atrapado en esta aventura. Sí exige por parte de los que se acerquen a ella, y esto es importante dejarlo claro, una predisposición a lo que se está a punto de ver, más o menos como en su día hizo Preacher. La diferencia fundamental está en el apartado visual… pero de eso hablamos más adelante.

Lo que parece evidente es que, sobre el papel en el que está escrito el guion, la serie trata de ser lo suficientemente original como para distanciarse lo justo de la obra primigenia, pero manteniendo siempre la esencia tanto a través de los personajes como de la filosofía y la mitología que esconden todos ellos. Quizá el mayor problema que puede tener la serie es su falta de concreción en algunas líneas argumentales y su cierre algo apresurado en otras. El hecho de querer condensar en solo 10 episodios (el 11 son dos historias independientes aunque muy interesantes) todo lo que ocurre en los primeros cómics de Gaiman es una tarea simplemente imposible, y eso se nota, al menos para los que conozcan la obra en papel. Aquellos que no hayan leído nada posiblemente tengan la sensación de un desequilibrio dramático en algunas ramificaciones argumentales. Es normal, y para eso estará la segunda temporada.

Tom Sturridge y Boyd Holbrook, cara a cara en la primera temporada de 'The Sandman'

Pérdida visual

Pero centrémonos en el lenguaje visual que utiliza la serie. Es aquí donde The Sandman falla. No me considero un purista de la obra de Gaiman, más bien al contrario, pero sí hay aspectos que la serie no logra trasladar con eficacia, y eso termina jugando en su contra. Sin ir más lejos, el aspecto del protagonista. Tom Sturridge (Mary Shelley) compone un interesante Sandman en cuanto a postura y complejidad moral. Sin embargo, este trabajo interpretativo no va acompañado de lo más característico del personaje, que es su aspecto, con piel totalmente blanca y ojos negros tan profundos que parecen un pozo sin fondo. Puede parecer nimio, pero en un rol de corte fantástico como este, es algo imprescindible.

Con todo, no es lo más llamativo. Salvo momentos muy puntuales, la serie no logra acercarse a la apuesta visualmente rompedora de los cómics. Tampoco lo pretende, de hecho, y es respetable que sus responsables, desde guionistas a productores y directores, hayan optado por un planteamiento más «realista» y ordenado. El problema no es ese. El problema es que el concepto de las páginas originales responde a un universo en el que el tiempo y el espacio no se entienden como en nuestro mundo, y a unos personajes consumidos por unos sentimientos a cada cual más vil. El diseño que Gaiman da a algunos villanos recuerda, no en vano, a ese cuadro de Dorian Gray en el que se iban acumulando todas las enfermedades, heridas y miserias del eterno joven. Nada de eso queda en la serie de televisión, perdiendo un componente muy perturbador que trata de compensarse, con desigual fortuna, a través de otros elementos audiovisuales.

De igual modo, la violencia y algunos pasajes oscuros de la trama en estos primeros compases de las aventuras del Señor de los Sueños quedan relegados a meras insinuaciones. Da la sensación de que se ha querido rebajar un poco el cariz oscuro, lúgubre y hasta descorazonador del cómic para acercar el personaje a una mayoría de público. Es una estrategia tan buena como cualquier otra, pero quien se acerque a los cómics en busca de los orígenes de Sandman encontrará algo completamente diferente, al menos en los inicios. Dicho esto, eso no impide que los amantes de la fantasía no puedan disfrutar de la serie. El modo en que se retrata el mundo de los sueños o el infierno, por poner dos ejemplos, es brillante a la par que elegante, construyendo un universo propio que pretende tener vida más allá de su referente en papel. La pregunta que cabe hacerse es si la serie continuará teniendo interés en su próxima tanda de episodios.

Por el momento, la primera temporada de The Sandman se mueve entre dos aguas que terminan por ofrecer al espectador una producción algo irregular. Como adaptación del relato, se podría decir que es más que notable; como narrativa visual, no logra tener la fuerza de los cómics. No se trata de que sea una adaptación fiel. Son dos medios diferentes y, por tanto, deben tener su propio espíritu. El problema es que esos espíritus son casi opuestos, y eso sí es un problema en tanto en cuanto el personaje y el relato pierden algo de su esencia. Con todo y con eso, aunque estamos ante una adaptación a medio gas, como serie de televisión logra funcionar, y los fans del género posiblemente encuentren en ella un refugio al que acudir sin demasiadas exigencias.

Vuelven los aliens de ‘Independence Day’ entre dramas y comedias


Estrenos 1julio2016Comenzamos el mes de julio más o menos como terminamos el mes de junio, esto es, con una nutrida batería de estrenos liderados por blockbusters veraniegos que tratan de revitalizar viejos éxitos de taquilla. La diferencia está en que, este viernes 1 de julio, la comedia romántica y el drama acaparan la práctica totalidad del resto de novedades, ya sean europeos o estadounidenses.

Pero comencemos por la principal película. Independence Day: Contraataque es, como su propio título indica, la secuela del famoso taquillazo de 1996 que dirigió Rolan Emmerich (Asalto al poder), quien además vuelve a ponerse a los mandos de esta segunda invasión. Porque sí, la secuela narra cómo 20 años después del ataque el 4 de julio la Humanidad ha logrado una unidad para defenderse de los alienígenas, utilizando para ello la tecnología que se consiguió en el ataque. Pero ni siquiera eso será suficiente para afrontar una nueva invasión, más grande y devastadora. Solo la valentía de los hombres y mujeres permitirá que la raza humana vuelva a evitar la extinción. A rostros conocidos del primer título como Bill Pullman (Lola Versus), Jeff Goldblum (Mortdecai), Vivica A. Fox (Los olvidados) o Judd Hirsch (serie Daños y perjuicios) se suman nombres como los de Liam Hemsworth (Los juegos del hambre), Charlotte Gainsbourg (Samba), Maika Monroe (It follows), Jessie T. Usher (Un equipo legendario) y William Fichtner (Elysium).

Otro de los estrenos norteamericanos es la comedia Todos queremos algo, lo nuevo de Richard Linklater después de Boyhood (Momentos de una vida) que se podría considerar, además, secuela espiritual de otra de sus películas, Movida del 76 (1993). La historia se centra en un grupo de jugadores de un equipo de béisbol de instituto que, a punto de entrar en la Universidad, comprenden poco a poco que la responsabilidad y la edad adulta les acechan cada vez más. En el amplio reparto destacan nombres como los de Ryan Guzman (Jem y los hologramas), Zoey Deutch (Hermosas criaturas), Tyler Hoechlin (Carta blanca), Wyatt Russell (Infiltrados en la Universidad) y Blake Jenner (serie Glee).

También comedia, aunque en este caso dramática, es Demolición, cinta de 2015 que dirige Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club) y cuya historia gira en torno a un banquero que trata de superar el trastorno emocional que le ha supuesto la pérdida de su esposa en un accidente de tráfico. Para ello, deberá demoler los cimientos que una vez sustentaron la vida que conocía. El reparto está encabezado por Jake Gyllenhaal (Everest), Naomi Watts (Mientras seamos jóvenes), Chris Cooper (Agosto), Polly Draper (Efectos secundarios) y Wass Stevens (Bridge and tunnel).

La cinta más internacional es, sin duda, Esperando al rey, comedia dramática con capital norteamericano, británico, francés, alemán y mexicano que adapta a la gran pantalla la novela de Dave Eggers. Su historia versa acerca de cómo un empresario norteamericano que no ha tenido éxito en los negocios toma una arriesgada decisión como último intento de salir a flote. Su viaje a Arabia Saudita, donde la economía está en auge, será la prueba definitiva para comprender si es capaz de triunfar. Tom Tykwer (El atlas de las nubes) escribe y dirige esta adaptación, que cuenta en su reparto con Tom Hanks (El puente de los espías), Sarita Choudhury (serie Homeland), Sidse Babett Knudsen (serie Borgen) y Tom Skerritt (Enamorarse).

Y antes de entrar de lleno en las novedades europeas, España y Estados Unidos colaboran en Mi panadería en Brooklyn, comedia romántica que comienza cuando dos hermanas heredan una panadería en el barrio neoyorquino. Las diferencias entre ambas mujeres provocará que el local se divida en dos partes, ofreciendo el mismo servicio desde un punto de vista más conservador y otro más hipster. Pero los problemas con el banco y el constante cambio que sufre el barrio obligará a un entendimiento. Gustavo Ron (Vivir para siempre) es el encargado de poner en imágenes la historia protagonizada por Blanca Suárez (Mi gran noche), Aitor Luna (serie Gran reserva), Aimee Teegarden (Fin de curso), Ward Horton (Annabelle), Krysta Rodríguez (Entérate: soy virgen) y Griffin Newman (The fly room).

El romance, aunque esta vez en clave dramática, también es el protagonista de Antes de ti, adaptación de la novela de Jojo Moyes cuya historia arranca cuando una joven alegre e imaginativa empieza a trabajar para la familia más rica de la ciudad cuidando a un joven banquero que se ha quedado en silla de ruedas tras un accidente. Amargado y cínico, el chico está a punto de darlo todo por perdido, pero el tesón y las ganas de vivir de la joven le harán ver el mundo desde otra perspectiva, despertando además sentimientos que creía muertos. Dirigida por Thea Sharrock, quien debuta de este modo en el largometraje, la cinta británica está protagonizada por Sam Claflin (Blancanieves y la leyenda del cazador), Emilia Clarke (serie Juego de Tronos), Jenna Coleman (serie Doctor Who), Matthew Lewis (The rise) y Charles Dance (The imitation game).

Francia y Bélgica colaboran en Un amor de verano, nuevo drama romántico dirigido por Catherine Corsini (La nueva Eva) que traslada al espectador a comienzos de los años 70, cuando una joven, hija de campesinos, decide huir del yugo familiar e instalarse en París. Allí conoce a una chica que lucha por los derechos de las mujeres. Ambas iniciarán una historia de amor que cambiará sus vidas. La película cuenta en su reparto con Cécile De France (El niño de la bicicleta), Izïa Higelin (Samba), Noémie Lvovsky (Mi casa en París) y Kévin Azaïs (Vandal).

Muy diferente es el drama bélico 1944, co producción entre Estonia y Finlandia que trata de narrar de la forma más objetiva posible los acontecimientos ocurridos en las Colinas Azules durante la II Guerra Mundial. Un combate que, en realidad, fue una lucha fratricida, ya que los habitantes fueron obligados a escoger bando (Ejército Rojo o Waffen SS) y luchar entre ellos. La película está dirigida por Elmo Nüganen (Nombres en mármol), y en su reparto encontramos a Pääru Oja (Väikelinna detektiivid ja valge daami salados), Maiken Schmidt (Deemonid), Mait Malmsten (Kertu) y Marko Leht.

Finalmente, desde Polonia llega Cuerpo (Cialo), comedia dramática dirigida por Malgorzata Szumowska (Amarás al prójimo) que aborda la relación entre cuerpo y alma desde tres puntos de vista muy diferentes: un abogado que se enfrenta a la muerte todos los días, su hija anorexia que no ha superado la muerte de su madre y la terapeuta de la joven, que asegura que puede comunicarse con los muertos de sus pacientes. Entre los intérpretes principales destacan Janusz Gajos (Jasminum), Maja Ostaszewska (Jack Strong), Ewa Dalkowska (Trick) y Justyna Suwala.

Diccineario

Cine y palabras