‘Macbeth’: Shakespeare en clave expresionista


Denzel Washington da vida a 'Macbeth' en la versión de Joel Coen.

A estas alturas de la vida, lo fundamental en cualquier historia no es tanto lo que se cuenta como el modo en que se cuenta. En mayor o menor medida, con sus matices y sus pequeños giros, ya se ha contado todo, así que lo importante es cómo se narra. Todo esto viene a cuento porque Joel Coen (Valor de ley), esta vez sin su hermano, sorprende con una visión muy particular y alejada de lo habitual de la obra de William Shakespeare. Y sorprende gratamente, dicho sea de paso.

Porque el director aprovecha los elementos fantásticos de Macbeth para hacer una apuesta arriesgada no solo por el blanco y negro en formato 4:3, sino por sacar el máximo provecho a las enseñanzas que el expresionismo alemán ha dejado en las generaciones posteriores. El uso de la fotografía, de la luz, de esos escenarios teatrales con ángulos y longitudes imposibles que generan, a su vez, un ambiente lúgubre y casi de pesadilla. Todo en la puesta en escena de Coen es un homenaje a los grandes clásicos del género de los años 20 del siglo pasado. El realizador no solo supera con nota esta arriesgada apuesta, sino que dota a la obra de Shakespeare de una nueva visión y una riqueza formal inusitada, sacando músculo de unos escenarios puramente teatrales.

Mención aparte merecen sus actores, sobre todo Denzel Washington (Los siete magníficos) y Frances McDormand (Tres anuncios en las afueras), mujer del director y productora de esta pequeña joya. El modo en que dan vida a dos personajes consumidos por la ambición, la traición y la locura es simplemente brillante, aprovechando las posibilidades que les brinda el escenario para dar rienda suelta a un talento inigualable. Incluso logran algo tremendamente complicado, y es superar con éxito la debilidad de la segunda mitad de la obra. Porque a pesar de los esfuerzos de Coen, la cinta flaquea, como le ocurre a la obra, en su segunda mitad, una vez que Macbeth es proclamado rey. El valle dramático de este tramo, sin embargo, es sostenido por los dos pilares interpretativos.

El expresionismo alemán siempre ha sido una de las corrientes que más me han atraído, tanto por su impacto en la narrativa audiovisual como por su lectura sociológica de una época convulsa. Por eso su aplicación a una obra como Macbeth es una idea sencillamente brillante. Joel Coen se adentra en el texto de Shakespeare con el respeto que se le debe tener a un clásico, aprovechando el lirismo de sus diálogos y usándolo en su favor para imprimir ritmo a la película. Pero al mismo tiempo, ofrece una visión diferente, sorprendente, llena de frescura, originalidad y fuerza narrativa. Una nueva forma de aproximarse al genio teatral no apta, sin embargo, para los que no amen el cine de verdad.

Nota: 7/10

‘Scream’ regresa para aterrorizar al nuevo ‘Macbeth’


Fin de semana para recuperar grandes clásicos. O al menos, clásicos a secas, cada uno en su género y cada uno en su nivel. Este viernes, 14 de enero, el terror, el drama y el suspense son los protagonistas de un limitado número de estrenos que, sin duda, harán las delicias de todos los que crecieron con Ghostface y de todos los cinéfilos y los amantes del teatro shakesperiano.

Pero comencemos con la nueva Scream, quinta entrega de la saga que comenzó allá por 1996 y que volvió a dar vida al género de los psycho killers tan popular en los años 70 y 80. La trama se sitúa, lógicamente, 25 años después de los primeros asesinatos en Woodsboro. Un nuevo asesino se ha puesto la siniestra careta y el disfraz negro para perseguir a un grupo de adolescentes y resucitar así los secretos del mortífero pasado del pueblo. Tan solo los supervivientes de los crímenes originales podrán resolver lo que está volviendo a ocurrir. Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (Noche de bodas) se ponen tras las cámaras de esta cinta de terror y suspense con capital norteamericano que vuelve a contar con Neve Campbell (El rascacielos), Courtney Cox (serie Friends) y David Arquette (Saving Flora) en sus papeles originales, a los que se suman en esta ocasión Marley Shelton (Proyecto Rampage), Melissa Barrera (Dos veces tú), Jenna Ortega (The babysitter: Killer queen), Dylan Minnette (serie Por trece razones) y Jack Quaid (serie The boys), entre otros.

A este regreso se suma una nueva adaptación de Macbeth, producida por Apple TV+ y que se estrena hoy en dicha plataforma. Dirigida por Joel Coen (La balada de Buster Scruggs), quien también escribe el guion de esta versión en blanco y negro de la famosa obra de William Shakespeare, la trama narra, para aquellos que no la conozcan, las maquinaciones y tribulaciones de un hombre que ansía ser rey, para lo que trama, junto a su esposa, un asesinato político. Sin embargo, los pronósticos de un trío de «hermanas fatídicas» le llevará a la locura. Denzel Washington (The equalizer 2) y Frances McDormand (Nomadland) dan vida a la pareja protagonista de este drama, estando acompañados, entre otros, por Kathryn Hunter (Harry Potter y la Orden del Fénix), Bertie Carvel (serie Doctora Foster), Alex Hassell (The isle), Corey Hawkins (6 en la sombra), Harry Melling (serie Gambito de dama) y Brendan Gleeson (serie La ley de Comey).

Pasamos ahora a los estrenos europeos, entre los que destaca Madeleine Collins, thriller dramático con capital francés, belga y suizo cuyo argumento gira en torno a una mujer con una doble vida entre Suiza y Francia. En una cría a la hija que tiene con un hombre, mientras que en la otra es madre de dos hijos un poco mayores. Poco a poco, las mentiras, los secretos y las constantes idas y venidas resquebrajan el delicado equilibrio, obligándola a una huida hacia adelante. Antoine Barraud (Le dos rouge) dirige esta cinta que tiene como principales protagonistas a Virginie Efira (El reflejo de Sybil), Bruno Salomone (Padres adoptivos), Quim Gutiérrez (Ventajas de viajar en tren), Jacqueline Bisset (Con la cabeza llena de miel), François Rostain (Midnight in Paris) y Thomas Gioria (Custodia compartida).

Con algo de retraso llega Pájaros enjaulados (Hasta que estemos muertos o libres), drama romántico de 2020 que producen entre Alemania y Suiza. La cinta, basada en hechos reales, narra la lucha por la libertad de dos inconformistas en la Suiza de 1980. Por un lado, una abogada idealista; por otro, un delincuente impredecible. Su encuentro les convertirá en inesperados aliados. Dirigida por Oliver Rihs (Affenkönig), la película está protagonizada por Marie Leuenberger (El orden divino), Joel Basman (Kursk), Jella Haase (El secuestro de Stella), Anatole Taubman (3 lives), Bibiana Beglau (Luna) y Pascal Ulli (El perfecto desconocido).

En materia de animación se estrena Lunáticos, cinta familiar con capital alemán y suizo que dirige Ali Samadi Ahadi (Die mamba), quien también participa en el guion de esta historia que arranca cuando un joven emprende un viaje a un territorio mágico y misterioso para rescatar a su hermana pequeña. Su destino es, nada más y nada menos, la Luna. Durante su aventura se cruzará con personajes de lo más variopintos que le acompañarán a través de la Vía Láctea para enfrentarse a los cinco Espíritus de la Naturaleza. Entre las voces originales destacan David Daria, Lilian Gartner (serie Wischen ist macht), Elisabeth Kanettis (Narciso y Goldmundo), Aleks Le (serie Vinland saga) y Howard Nightingall (El factor Pilgrim).

La otra cinta de animación de la semana es Buscando a la mágica Doremi, título de 2020 protagonizado por tres mujeres que no tienen nada en común salvo un sentimiento de desconcierto por una vida que no les está yendo tal y como imaginaban. Las tres crecieron viendo una serie sobre aprendices de brujas, y a través de un viaje por los lugares de esa serie pasarán un tiempo juntas con el que darán un paso adelante. Dirigida a cuatro manos por Yu Kamatani, que debuta en el largometraje, y Jun’ichi Satô (Amor de gata), esta producción japonesa cuenta con las voces de Tomoko Akiya (Demashita! Powerpuff Girls Z), Chiemi Chiba (Ojamajo Doremi), Kenta Hamano (Romansu dôru), Akira Ishida (serie Kakegurui), Sawa Ishige (Chicchana yuki tsukai Shugâ) y Yuki Matsuoka (Heruzu enjueruzu), entre otros.

Terminamos con el documental Historias del agua, cinta española que hace un viaje por Andalucía para recorrer aquellos lugares donde el agua, o la ausencia de ella, es la protagonista y tiene una historia que contar, desde el desierto almeriense hasta las aguas del Genil, pasando por la Alhambra o la Laguna de Fuente de Piedra. La película está dirigida por José Carlos de Isla, para quien es su ópera prima, y Paco Ortiz (Se prohíbe el cante).

‘¡Ave, César!’: el absurdo del humor negro


Scarlett Johansson y Josh Brolin son dos de los protagonistas de '¡Ave, César!'.Un caos absoluto. Un mundo en el que los egos se mezclan con los intereses económicos, en el que la Guerra Fría y la amenaza del comunismo conformaban un paisaje de fondo constante, y en el que casi nada es lo que parece. Así describen los hermanos Coen (Un tipo serio) el Hollywood de los años 50. Y en esta suerte de caos en el que todo termina saliendo bien es donde la película logra sus mayores logros, pero también donde se encuentra con sus mayores problemas.

Y es que ¡Ave, César! contiene demasiados personajes secundarios que ayudan a crear ese microcosmos que es el estudio de cine en el que se ruedan muchas y variopintas películas (desde western hasta musicales, pasando por dramas y, cómo no, peplum), pero que al mismo tiempo desvían la atención de la trama principal, lo que no hace sino ralentizar el ritmo del desarrollo dramático. En muchas ocasiones da la sensación de estar ante un episodio largo de alguna de las sitcom más populares de la parrilla televisiva actual, aunque sin el humor tan evidente que estas contienen.

Este es el gran problema. Los hermanos Coen apuestan por una estructura narrativa inconexa, que vive de los surrealistas personajes que aparecen y desaparecen sin dejar la huella necesaria en el espectador, ni digamos ya en la historia principal. Es cierto que muchos de ellos, por no decir todos, aportan su granito de arena a un humor ácido y negro que divierte y entretiene, pero no es menos cierto que su poca presencia en el conjunto general hace inviable poder apreciarlos en todo su esplendor. Y algunos de ellos, como es el caso del director interpretado por Ralph Fiennes (Cegados por el sol) o el actor al que da vida Channing Tatum (El destino de Júpiter), piden a gritos más minutos en pantalla.

Al final, el título no solo hace honor al contenido de la trama, sino a la impresión general del film. ¡Ave, César! es el título de una película sobre la vida de Cristo. Una incongruencia que se traslada al propio cariz de esta comedia de los hermanos Coen, plagadas de personajes que rozan el absurdo y de un humor que divierte por momentos, que mantiene siempre un nivel óptimo de sonrisa en el rostro del espectador, pero que se diluye entre tanto personaje, tanta secuencia de película diferente y tan poca unión entre ellas. Es la vida de un estudio de cine.

Nota: 6/10

‘A propósito de Llewyn Davis’: la Odisea nunca envejece


Oscar Isaac protagoniza 'A propósito de Llewyn Davis', de los hermanos Coen.Nadie puede dudar que, tras más de 20 títulos a sus espaldas, los hermanos Coen (Crueldad intolerable) han definido un estilo único y personal de hacer cine que les convierte, por derecho propio, en uno de los grandes referentes del séptimo arte. Dicho estilo no se basa únicamente en su lenguaje visual, sino en su forma de entender las historias, siempre con el drama de fondo pero con un cierto humor negro que se deja entrever incluso en la forma de desarrollar las historias. Su nuevo título es, en pocas palabras, una de esas pequeñas obras personales y, tal vez, no tan aclamadas y aplaudidas como sus grandes películas, pero sin duda es un producto que puede y debe ser disfrutado.

A propósito de Llewyn Davis posee, en líneas generales, todo lo que se le puede pedir a una película de este tipo. Con una clara influencia de la Odisea de Homero o, mejor dicho, de la obra de James Joyce inspirada igualmente en el clásico, los Coen presentan una visión clásica, algo deprimente pero indudablemente bella de una época y de un estilo musical que, al igual que el protagonista, no parecía ir a ninguna parte. Gracias a una espléndida fotografía que combina la frialdad y la dureza de la luz invernal con algunos rayos cálidos de falsa esperanza, los responsables de Barton Fink (1991) componen un relato en el que todo lo que puede salir mal sale mal; en el que no hay lugar para esa esperanza que todo espectador ansía encontrar al final del metraje.

Posiblemente no posea la fuerza dramática de otras películas. Es más, ni siquiera tiene el humor ácido y exagerado que sí existe en otras de sus obras. Pero eso no impide que estos hermanos directores y guionistas logren arrancar alguna sonrisa, gracias principalmente a lo absurdo de muchas de sus situaciones (el viaje en coche es sencillamente inmejorable) o a esa especie de homenaje a Buster Keaton (El maquinista de la General) que es el personaje principal, interpretado a la perfección por Oscar Isaac (Ágora) y que probablemente le reporte una nominación a los Oscar. La cantidad de varapalos que recibe, tanto físicos como emocionales, sin que modifique demasiado su semblante derrotista y deprimido (un reflejo más de la música que representa) señala a este protagonista como propiedad única de los Coen.

La película es, en el fondo, un relato sobre la supervivencia de un género y de unos músicos que, en los años 60, no parecían tener un objetivo claro. En cierto modo, el final de A propósito de Llewyn Davis refleja ese aspecto. Pero al igual que la odisea que vive el protagonista es una historia que nunca pasa de moda, este tipo de música nunca envejece. El argumento del film es un claro homenaje, de eso no cabe duda, pero a través de los ojos de estos directores se convierte en una trama entrañable, un poco trágica pero indudablemente bella. Una de esas películas, como decía al principio, personal y que debe disfrutarse con todos los sentidos.

Nota: 8/10

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