‘Un día perfecto’: una vaca en la carretera


Benicio del Toro y Tim Robbins encabezan el reparto de 'Un día perfecto', de Fernando León de Aranoa.Ante el horror de la guerra, nada mejor que un poco de humor, aunque sea negro. Este es el ingrediente secreto de la nueva cinta de Fernando León de Aranoa (Princesas), un relato sumamente atractivo que encuentra sus mejores momentos en el delicado equilibrio entre humor y drama, entre la ironía y la impotencia de asistir a terribles situaciones con las manos atadas por uno u otro bando en la guerra de los Balcanes. Todo ello en una historia extremadamente sencilla que, tal vez por eso, funciona tan bien.

Desde luego, lo que más puede sorprender en un primer momento es el tono que Aranoa imprime a sus personajes y al difícil entorno en el que se mueven. Liderado por un Tim Robbins (Cadena perpetua) simplemente excepcional, el humor negro se apodera de la trama de forma progresiva hasta alcanzar picos de auténtica carcajada que, si no fuera por la terrible guerra que relata, podrían adjudicarse a una comedia del montón. Pero Un día perfecto es equilibrio, es igualdad de opuestos. Al igual que sus personajes hacen con el dilema de la vaca en la carretera, la cinta busca constantemente una salida hacia el humor o hacia el drama. La brillantez del relato estriba, precisamente, en su capacidad para elegir uno u otro sin perder el ritmo.

Ello no quiere decir, sin embargo, que sea una película perfecta. Antes mencionaba la sencillez de su propuesta como uno de los motivos por los que la trama funciona. Pero es este detalle el que también termina por dotar al conjunto de una serie de limitaciones narrativas y dramáticas importantes. La cinta solo plantea algunos de los dilemas morales de la guerra sin profundizar demasiado en ellos. Si bien es cierto que esto permite ahondar en las relaciones de los personajes, impide por otro lado que la naturaleza de los protagonistas tenga oportunidad de rebelarse, salvo tal vez al final. El resultado es un argumento con buen desarrollo pero algo carente de conflictos sólidos que puedan moldear la forma de ser del grupo de cooperantes.

No significa que Un día perfecto no tenga conflictos. De hecho, los que tiene dan buena cuenta de la labor de este tipo de personas en los conflictos armados. Pero sí resalta la poca solidez dramática de algunos instantes que podrían haber dado más de sí, al igual que la de los personajes femeninos (en clara desventaja respecto a los masculinos) y del trasfondo emocional que, irremediablemente, debe afectar a los protagonistas. La impresión, en definitiva, es estar ante un producto interesante y con mucho atractivo pero que desprende en todo momento la sensación de que podría haber sido algo más.

Nota: 6,5/10

‘Relatos salvajes’: la violencia de la cotidianidad


Ricardo Darín protagoniza uno de los 'Relatos salvajes' de Damián Szifrón.No recuerdo ahora mismo ninguna película compuesta por varias historias cortas independientes que no haya tenido un notable éxito, sobre todo en sus países de origen. La última en sumarse a esta lista es el nuevo film de Damián Szifrón (Tiempo de valientes), y lo cierto es que no es de extrañar. Si algo tienen de bueno estos relatos es que gracias a su duración el espectador nunca llega a aburrirse de ninguna de las tramas, y además ofrecen una visión panorámica de la sociedad en la que se basan. El director y guionista, con esta idea en la cabeza, compone un fresco social ácido y divertido que no rehuye el tono trágico de lo que cuenta.

Y lo hace, además, con inteligencia. Cada una de las tramas de Relatos salvajes expone la evolución de sus personajes principales, sus frustraciones, sus dudas, sus miedos y sus iras, y lo hace de forma sutil e incluso aparentemente descuidada. Gente de a pie cuyas situaciones cotidianas se tornan en auténticos infiernos irónicos en los que tan solo el espectador es capaz de encontrar la ironía. Un avión cargado con las personas que nos han hecho daño a lo largo de nuestra vida; un pique verbal en la carretera; un hombre frustrado por el sistema. Y así sucesivamente. Es gracias a Szifrón que la película adquiere su tono cómico dentro de las tragedias (algunas de ellas con poco humor, todo hay que decirlo) que narra el film.

Empero, todo esto tiene un problema, normalmente derivado también de su propia estructura. La naturaleza de historia corta de sus relatos impide ahondar más en algunos personajes realmente notables, dando el mismo espacio a historias tal vez algo menos interesantes. Sí, es cierto que todas ellas aportan su grano de arena a este amplio vistazo de la sociedad frustrada y harta de humillaciones y abusos que narra el film, pero incluso dentro de ello el ritmo es irregular al existir historias más dinámicas que otras. O si se prefiere, algunas más ácidas e incisivas que otras, que se limitan simplemente a exponer unos acontecimientos cuyo desarrollo y desenlace quedan lejos del histrionismo y del exceso que marca el tono general de la película en su conjunto.

Aunque al final la impresión que deja Relatos salvajes es la de un film completo, con un humor negro a disfrutar en cada una de sus historias y con una visión de las consecuencias que tendrían muchos de los deseos que todo individuo ha tenido alguna vez al enfrentarse a los abusos de la sociedad, ya sean por parte de un organismo público o por parte de un ser querido. Es cierto que podría haber incidido más en algunas de las tramas. Y no es menos cierto que personajes como el de Ricardo Darín (Un tipo corriente) piden a gritos un mayor desarrollo. Pero en estos pequeños desequilibrios el director encuentra un equilibrio salvaje y desatado que entretiene durante las dos horas de metraje. Y eso no se consigue tan fácilmente hoy en día.

Nota: 7,5/10

‘Locke’: La responsabilidad de destruir nuestra vida


Tom Hardy es 'Locke', quien está a punto de acabar con todo lo que tiene.Puede parecer sencillo, pero hacer una película minimalista es más complejo que llevar a cabo un blockbuster veraniego. Si se hace bien puede revelar una serie de componentes artísticos únicos. La nueva película de Steven Knight, que debutó en la dirección con Redención (Hummingbird) el año pasado, es una de esas historias que a primera vista se antojan extrañas, puede que incluso desconcertantes. Sin embargo, el desarrollo dramático está construido de tal modo que el espectador no solo termina comprendiendo todos los matices del personaje protagonista, sino que asiste impotente y atónito a uno de los procesos autodestructivos más interesantes vistos en una pantalla de cine.

Sin duda, la propuesta de Knight es arriesgada. Ubicar a un único personaje en un escenario tan limitado como un coche es una de esas decisiones que tienen todas las papeletas para que salga mal. Requiere de una variedad visual enorme y de una interpretación lo suficientemente intensa como para no aburrir al espectador. Locke posee ambos pilares, sobre todo el segundo. Si la apuesta formal es notable, girando siempre alrededor de ese manos libres que no para de sonar, la labor de Tom Hardy (Origen) como único intérprete, manteniendo sobre sus hombros una película de casi hora y media, es brillante. El actor logra dotar de una entereza y de un dramatismo únicos a un personaje obsesionado por no repetir los errores de su padre, por hacer lo que considera correcto aunque eso le condene y destruya una vida que se antoja, por teléfono, perfecta.

Porque sí, el teléfono es parte fundamental de la trama, casi otro personaje. A través de las diferentes conversaciones que mantiene con su jefe, su mujer, un empleado, … el espectador asiste a una situación habitual que, como es lógico, genera confusión durante los primeros minutos por desconocimiento previo. Empero, son esas mismas conversaciones las que terminan por revelar todos y cada uno de los matices de la situación que vive el protagonista, otorgando a la película una identidad propia y única que, si bien no posee grandes giros narrativos, si crea una espiral de descontrol que el protagonista provoca por sus decisiones pasadas, presentes y futuras, creando al mismo tiempo toda una serie de reflexiones a tener en cuenta. Quizá lo más interesante del conjunto sean los motivos que llevan al personaje de Hardy a la situación en la que se encuentra, que curiosamente surgen de una discusión con sus propios demonios.

Locke se convierte con el paso de los minutos en una brillante reflexión sobre la responsabilidad, sobre las decisiones y sobre las salidas que la vida nos ofrece a medida que crecemos. En este sentido la carretera adquiere un notable carácter simbólico que Tom Hardy aprovecha para componer un personaje soberbio, incapaz de ser superado por las circunstancias al ser él mismo el que las ha creado. El aplomo del personaje ante sus decisiones, incluso aunque estas destruyan todo su mundo conocido, puede llegar incluso a generar escalofríos por la frialdad que poseen, si bien es cierto que el final evidencia el carácter teatral de dicha postura. Steven Knight compone así un viaje a los abismos del ser humano y un estudio sobre las decisiones y la idoneidad de la responsabilidad en situaciones límite. Una película que puede parecer excesivamente lineal en su desarrollo, pero que obliga a pensar en ella durante bastantes kilómetros después de salir de la sala.

Nota: 8/10

Tráiler de ‘Mad Max: Fury Road’: mi mundo es fuego y sangre


Tom Hardy coge el relevo de Mel Gibson en 'Mad Max: Fury Road'.George Miller saltó a la fama en 1979 con Mad Max, película protagonizada por un entonces desconocido Mel Gibson (Arma letal) que ha adquirido con los años la categoría de clásico indiscutible en su género. Dos secuelas protagonizadas por el actor fueron el resultado más directo de su éxito, y en un intento de revitalizar la saga y de introducirla a las nuevas generaciones el creador de ese mundo apocalíptico y desértico vuelve a las andadas con Mad Max: Fury Road. Y lo hace con energías renovadas a tenor de lo que puede verse en el primer tráiler de la cinta, que fue presentado ayer en la Comic-Con de San Diego y que, como siempre, encontraréis al final del texto.

Su argumento combina varias líneas argumentales que ofrecen una nueva visión de ese mundo en el que la violencia, el fuego y la velocidad son parte fundamental de la vida. En esta ocasión el protagonista, que trata de encontrar la paz tras el asesinato de su mujer e hijo, se verá envuelto en la carrera contrarreloj de una mujer que cree que su única vía de supervivencia es regresar al lugar en el que creció. Ambos deberán enfrentarse a los peligros de una sociedad acostumbrada a coger lo que necesita cuando lo necesita sin contemplaciones. Una idea, por cierto, que se mantiene inmutable respecto a sus predecesoras, y que se puede intuir en estas primera imágenes en movimiento que, todo sea dicho, mantienen alto el nivel de violencia y brutalidad de la saga, adaptándolo consecuentemente a los tiempos que corren.

Pero dejando esto a un lado, lo que deja entrever este primer avance es un estilo visual y narrativo muy similar al ya utilizado, aderezado para la ocasión con una capacidad digital que engrandece buena parte del relato. Imágenes como la pared de arena hacia la que corren los vehículos o la espectacularidad de algunos combates hacen pensar en una actualización del mito de la carretera más que en una reinterpretación del personaje y su mundo. Dicha actualización, como queda patente en el tráiler, pasa por dotar de grandiosidad a las secuencias de acción y por ofrecer una visión más salvaje de ese mundo, algo a lo que contribuyen detalles como las máscaras utilizadas o el tatuaje que sufre el protagonista en su espalda cuando es capturado.

La película, que llegará en mayo de 2015, tiene como principal protagonista a Tom Hardy (El caballero oscuro: La leyenda renace), al que acompañan nombres tan importantes como Charlize Theron (Mil maneras de morder el polvo), a quien por cierto cuesta reconocer; Rosie Huntington-Whiteley (Transformers: El lado oscuro de la luna), Zoë Kravitz (Divergente) y Nicholas Hoult (X-Men: Días del futuro pasado). Por ahora, y hasta que llegue la fecha señalada, los seguidores de la saga deberán conformarse con este primer tráiler y con los próximos avances que están por llegar.

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