‘Asalto al poder’: cuando McClane encontró a Obama


Channing Tatum y Jamie Foxx protagonizan 'Asalto al poder', de Roland Emmerich.La verdad es que desconozco por completo si en alguna futura entrega de la saga Jungla de Cristal existe la intención de que su protagonista, John McClane, salve al presidente de los Estados Unidos. Pero si es así, mejor que lo modifiquen, porque la idea se la han robado a cuatro manos entre el guionista James Vanderbilt (Zodiac) y el realizador Roland Emmerich (Independence Day). El resultado, por supuesto, no llega al nivel de la primera Jungla de cristal, pero tampoco lo pretende. Es, simple y llanamente, un entretenimiento, una sucesión constante de tiros, peleas y sentido del humor que conforman una autoparodia donde todo es susceptible de ser ridiculizado. Incluso el actual líder del mundo libre, pues no es casual que sea una persona de color cuyo objetivo es terminar con la guerra en Oriente Medio preparando un tratado de paz.

El principal problema de Asalto al poder es precisamente eso: que es un mero entretenimiento. No debería ser así, pero el hecho de que lo único que importe sean los tiroteos y la destrucción de iconos norteamericanos convierte la trama en una excusa. Tanto que cuando realmente necesita encontrar una explicación a lo sucedido el espectador recibe no una, sino múltiples motivaciones diferentes de lo que sucede dentro de la Casa Blanca. Por no hablar del hecho de que muchas de las resoluciones a los villanos de turno son un tanto absurdas, al más puro estilo ‘deus ex machina’ de la Grecia clásica. Vanderbilt compone un guión que oscila constantemente entre el humor de unos personajes humanizados (repito, al más puro estilo McClane) y unas secuencias de acción que, la verdad, no reflejan fielmente el abultado presupuesto de la película salvo en algún momento con aparatosos accidentes de por medio.

La falta de argumento queda casi patente desde el primer minuto. Con apenas un par de detalles la película presenta a sus personajes y los bandos en los que militan (buenos y malos, sin grises intermedios), ahorrándose la necesidad de explicaciones que solo lastrarían el ritmo del film, que por cierto no decae nunca, algo complicado en cualquier relato. Pero el hecho de que apenas exista un desarrollo dramático no impide, sin embargo, que la película no se disfrute, aunque exige del espectador una mente abierta al disfrute más básico. Por otro lado, las similitudes con la película de John McTiernan (Depredador) no se limitan solo al espíritu del film. Channing Tatum (Todos los días de mi vida) se esfuerza en parecerse al personaje de Bruce Willis (Los sustitutos) en todos los aspectos, físico y moral. Falta una frase emblemática, eso sí, pero por lo demás lo tiene todo.

En el fondo, Asalto al poder es lo que promete cualquier película de Emmerich. Es acción, es humor y es patriotismo. No es historia, una pena. Pero al igual que le ocurría a Objetivo: La Casa Blanca, en el fondo es lo de menos. Lo que al final queda es la impresión de una película simpática, sin grandes exigencias y con detalles de humor que reflejan, consciente o inconscientemente, el ridículo que puede hacer el ser humano (y los sistemas de seguridad del «país más seguro del mundo») en situaciones para las que no está preparado. Todo lo demás es buscarle los tres pies al gato de una película que representa los últimos coletazos del cine veraniego y palomitero.

Nota: 6/10

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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