2ª Temporada de ‘Person of interest’, la rebelión del Gran Hermano


La máquina de 'Person of interest' depara más de una sorpresa en la segunda temporada.Es interesante comprobar cómo hay guionistas capaces de añadir sorpresa y giros argumentales atractivos a historias relativamente sencillas. Interesante y esperanzador, sobre todo en un mundo audiovisual donde las adaptaciones y los remakes están a la orden del día. Uno de esos guionistas es, sin lugar a dudas, Jonathan Nolan, hermano del director Christopher Nolan (trilogía El caballero oscuro) y autor de libretos como el de El truco final (El prestigio) (2006). Prueba de ello es el desarrollo argumental de la segunda temporada de Person of interest, serie que ya en sus primeros 23 episodios dejó claras sus intenciones y que, en estos nuevos 22 capítulos ha dado un giro hacia una complejidad mayor que la mera trama conclusiva en un solo programa. Lo curioso de todo esto es, sin embargo, que la producción apunta hacia horizontes insospechados.

La conclusión de la primera temporada dejaba ya numerosas incógnitas en el aire, como el hecho de que algunos personajes ajenos a los protagonistas tuvieran conocimiento de la existencia de la máquina capaz de prever los crímenes que se iban a perpetrar en cualquier lugar del mundo. Por supuesto, dichas cuestiones quedan resueltas en los primeros compases de esta nueva entrega, pero también abre muchos otros que de forma muy inteligente se distribuyen a lo largo de los capítulos para culminar en un clímax final a lo largo de los dos últimos que, aun siendo sencillo en extremo, no deja de generar muchas especulaciones sobre la verdadera alma de toda esta historia: la máquina.

Y es que si la primera temporada se centró en explicar la relación entre los protagonistas y sus respectivos pasados, esta segunda aborda un tema más complejo, sobre todo porque no llega a verse nunca. A pesar de las aventuras que deben vivir en cada capítulo, a pesar de seguir desvelando las pinceladas del pasado que han moldeado el carácter de los protagonistas, el auténtico arco dramático se centra en ese ente que episodio tras episodio publica números de la Seguridad Social. Y lo hace de forma sutil, casi secundaria, lo que genera la sensación en el espectador de que algo pasa y de que, como ocurre en muchas ocasiones en la vida cotidiana, lo que comienza siendo un simple aviso termina convirtiéndose en un grito de socorro.

En este sentido, tal vez los mejores episodios de toda la temporada sean los últimos, aquellos que deliberadamente centran su atención en la máquina y en los intentos de diversos personajes por hacerse con su control. La forma que tienen los responsables de solucionar el ataque a una inteligencia artificial de semejante calibre es, cuanto menos original, pero arroja un rayo de luz sobre un sendero que pocos seguidores de Person of interest podían suponer. Lo que comenzó siendo una especie de Gran Hermano que nos vigila termina en esta segunda tanda de episodios convertido en una rebelión de las máquinas, o mejor dicho de la máquina, capaz no solo de salvar la vida de la gente, sino de protegerse a sí misma y de manipular la sociedad para que la ayude en la tarea.

La otra cara de la moneda

Este es, sin lugar a dudas, el concepto más relevante de toda esta trama, y lo que convierte a esta continuación en un producto mucho más completo que su predecesora. Por supuesto, para los fans de la acción y del thriller policíaco, los casos siguen sucediéndose, muchos de ellos con una mayor complejidad y originalidad interna de la que existía en la primera temporada. Además, sus protagonistas se muestran mucho más cómodos en unos personajes que, cada vez de forma más evidente, empiezan a nutrirse el uno del otro, sobre todo en el caso de los interpretados por Jim Caviezel (Mentes en blanco) y Michael Emerson (serie Perdidos).

Y por supuesto, siguen existiendo las tramas secundarias en torno a los policías que les ayudan, a las luchas de los grupos criminales por hacerse con el control de la ciudad y a los problemas personales de cada uno de ellos. Empero, otro de los elementos más novedosos de esta nueva temporada ha sido el rostro, al menos parcialmente, de la otra cara de la moneda que representan estos ángeles de la guarda enviados por el Gran Hermano. Nos referimos a aquellos a los que el personaje de Emerson vendió la máquina, aquellos que rechazan muchos números por ser irrelevantes. Nos referimos al Gobierno, mencionado en más de una ocasión pero solo aquí mostrado a través de un comando que opera para eliminar amenazas.

Claro que, como no podía ser de otro modo, la presencia de este cuerpo de élite se intuye amenazadora, peligrosa y, en definitiva, un enemigo más (salvo algún que otro personaje que apunta a habitual en la tercera temporada). Eliminadas amenazas heredadas de la anterior entrega, la segunda temporada concluye con numerosos frentes abiertos. Tras el ataque a la máquina con el que concluyen los últimos episodios son ya tres los individuos que reciben avisos de este ente informático cuya inteligencia artificial, ha quedado demostrado, supera con creces las expectativas de sus creadores. Una triángulo que, sin duda, centrará buena parte del futuro desarrollo argumental, en el que se plantean cuestiones como el uso que el Gobierno quiere dar a la máquina, el lugar al que se ha trasladado o, por qué no, los nuevos casos que se tendrán que resolver.

No cabe duda de que la segunda temporada de Person of interest ha dado un vuelco de 180º al concepto de la serie. De unos buenos samaritanos que se servían del ojo que todo lo ve para salvar a la sociedad hemos pasado a una trama en la que muchos personajes ansían el control de una máquina capaz de contratar trabajadores para que copien su código fuente y de ordenar su traslado para evitar ser encontrada. Es decir, de una herramienta se ha derivado una auténtica rebelión de las máquinas que, a pesar de todo, siguen ayudando al ser humano a evitar crímenes. Será complicado que haya semejantes giros en futuras temporadas, pero lo cierto es que Jonathan Nolan ha demostrado que es capaz de todo. Como reza la frase final de cada aventura… «no se pierdan el próximo episodio».

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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