Tensa calma en la quinta temporada de ‘Castle’


Los personajes de Stana Katic y Nathan Fillion deberán afrontar retos personales en la quinta temporada de 'Castle'.Dice un refrán español que después de la tormenta siempre llega la calma. En la narrativa audiovisual existe algo parecido: después de alcanzar un clímax, un punto álgido, es obligado ofrecer cierta calma que permita la reflexión. Por esto era previsible que la quinta temporada de Castle fuese un mar en calma después del intenso final que tuvo la anterior. Un final que, además, resolvía prácticamente todos los interrogantes que se habían generado hasta entonces, aunque también modificaba el tablero de juego de los personajes. Es por eso que estos nuevos 24 episodios se han planteado más como una bisagra entre arcos argumentales más amplios. Lo mejor de todo esto, y lo que demuestra la genialidad del equipo de guionistas encabezado por el creador de la serie, Andrew W. Marlowe (El hombre sin sombra), es que la producción ha sabido mantener el nivel muy alto.

Es más, la ausencia de tramas que se desarrollen a lo largo de todos los episodios ha permitido una evolución formal de los casos policiales que este escritor de novelas policíacas y la inspectora de homicidios deben resolver. Siendo sinceros, y a pesar de la originalidad que ya de por sí tenían los crímenes, la serie estaba empezando a llegar a un punto en el que los pasos a seguir en las investigaciones eran excesivamente similares. Tanto que cualquier espectador un poco atento podía intuir el responsable del crimen. Esta quinta temporada, afortunadamente, ha sabido modificar los parámetros para ofrecer otros puntos de vista en dichos crímenes, otras formas de plantear el desarrollo dramático de los mismos. El caso más evidente de esto es la forma en que se celebró el episodio 100, un homenaje a La ventana indiscreta (1954) que se ha convertido en uno de los mejores casos de toda la temporada.

Aunque lo más interesante para los seguidores de la serie ha sido, como cabía esperar, la forma de abordar la relación entre los protagonistas. A medio camino entre el humor y el drama (como el resto de pilares de la producción), los personajes de Nathan Fillion (Serenity) y Stana Katic (La sombra de la traición), quienes por cierto cada vez aportan más a sus roles, han tenido que sortear conflictos, celos y dudas que alcanzan su apogeo en los dos últimos episodios, los cuales dejan en el aire no solo el futuro de la relación, sino del concepto mismo de la serie, que podría mirar hacia cotas más altas, complejas y, en cierto modo, atractivas (como son los casos federales). Habría que ver si el espíritu Castle se mantendría, pero no deja de ser una interesante vía de desarrollo.

Una prueba más de la coherencia que siempre han demostrado los responsables de la serie. Esta quinta temporada comenzaba hilando con los hechos de la anterior, involucrando en los casos a los villanos que durante tantos capítulos se han intentado desenmascarar. Sin embargo, una vez resueltas las últimas incógnitas los episodios se desviaron hacia terrenos mucho más conocidos y fáciles de transitar; cambio, por cierto, que ha dejado las manos libres a los guionistas para poder explorar todas las vías anteriormente mencionadas.

Una cara nunca antes vista

Esta temporada «bisagra» de la serie policíaca ha permitido también dar a conocer al espectador algunos aspectos de la personalidad de los protagonistas que nunca antes habíamos visto, sobre todo de Castle. En mayor o menor medida, el personaje de Kate Beckett se había tenido que enfrentar a situaciones que han sacado prácticamente todos los aspectos de su personalidad. El caso del escritor, sin embargo, es diferente. Dibujado como un personaje con una vis cómica muy marcada, el espectador sólo había tenido acceso a sus lados más dramáticos, pero nunca había sido presentado como hombre de acción. El secuestro de su hija durante un par de episodios ha revelado una faceta mucho más interesante, más amenazadora y protectora. Más seria, en definitiva.

De hecho, ese acontecimiento que tiene lugar hacia mitad de temporada ha cambiado, aunque solo sea sutilmente, la forma de presentar al protagonista. Por supuesto, sigue manteniendo el carácter divertido, actual y, por qué no, friki que tanto ha caracterizado a la serie, pero hay algo más, algo diferente. Algunas de sus decisiones ya no son tan inconscientes ni alocadas, sino que están más medidas, algo que se nota sobremanera en la forma de reaccionar en la crisis que protagoniza los últimos episodios, y que enlazará con los primeros de la sexta temporada ya anunciada.

La quinta temporada de Castle es, por así decirlo, un mar de tensa calma que parece preceder a una nueva tormenta de intrigas y casos más complejos. Desde luego, los pilares para el cambio están colocados. Sí, se puede entender que estos episodios son una transición. ¿Hacia qué? Conociendo la originalidad de los casos que se investigan, cualquier cosa puede pasar. Ahora bien, que haya sido una transición no implica que tenga menos interés. Tras varias temporadas con finales impactantes y sobrecogedores la serie ha sabido tomarse el merecido respiro para remodelarse y evolucionar hacia algo parecido pero en ningún caso igual. Ahora falta comprobar si esos pequeños cambios introducidos en formato y personajes son aprovechados en las próximas temporadas.

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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