‘Hércules’: las capas que no dejan ver al hombre detrás de la leyenda


Dwayne Johnson es 'Hércules' en la película de Brett Ratner.Normalmente una película nace con muy buenas intenciones. Intenciones que, de un modo u otro, traspasan todas las capas que componen un film para revelarse, aunque sea de forma velada, en el resultado final. Lo nuevo de Brett Ratner (Hora punta) las tiene. La idea de eliminar el carácter divino del mito de Hércules para convertirlo en un hombre extraordinario ayudado por un grupo de seguidores con habilidades igualmente notables no es algo novedoso, pero sí interesante. El problema de la película llega después, cuando dicha idea pasa por todos los filtros necesarios para convertirse en un simple entretenimiento con pocos o ningún reto para el espectador.

Y es que Hércules peca de casi todo. El desarrollo dramático de la historia es casi nulo, convirtiéndose en una aventura previsible y los diálogos poseen un cierto humor inocente que resta gravedad a unos personajes marcados por la violencia y la guerra. Bueno, en realidad los personajes, salvo alguna honrosa excepción, tampoco quedan definidos excesivamente bien, lo que ayuda a esa imagen de cinta para todos los públicos con un cierto tema adulto en un fondo muy profundo. Eso sí, hay que reconocerle a Dwayne Johnson (El rey Escorpión) su esfuerzo por dotar al personaje tanto de presencia física como de carisma, siendo en gran medida el que aguanta el peso de la trama. Como contrapunto, la labor de Ian McShane (serie Los pilares de la Tierra) aporta al conjunto un aire fresco e irónico que genera los únicos momentos verdaderamente cómicos del film.

El principal problema de la cinta se halla, por tanto, en la base sobre la que se construye, pero la labor de Ratner tampoco ayuda demasiado a limpiar la sensación de estar ante una versión descafeinada de algo que podría haber sido algo más. Independientemente de que no posea una identidad propia, el director opta por la ausencia total de sangre en las numerosas secuencias de combate que nutren el film. Como si de un guiño a la ausente divinidad del protagonista se tratara, los personajes apenas sangran en sus combates, ni los héroes ni los villanos. Un estilo muy pulcro que, una vez más, sirve al director para superar todos los filtros y convertir su historia en algo descafeinado.

Todo ello con la premisa inicial de mostrar el mundo real en el que se justifica la existencia de los seres mitológicos y las leyendas. La forma de transformar a los centauros, al Cerbero o a la Hidra en meros juegos de perspectiva es cuanto menos curiosa. Pero más allá de todo eso, Hércules no es más que un entretenimiento simple y sin demasiada carga emocional, entregado por completo a destacar los músculos del héroe y la habilidad de sus hermanos de armas. Brilla por su ausencia el conflicto dramático, y tampoco es que Ratner aporte una originalidad visual notable al conjunto. Además, el hecho de que, al final, el protagonista realice auténticas gestas de un semidiós tampoco beneficia a esa idea del «hombre detrás de la leyenda». Desde luego, opciones había de que fuera mejor, aunque visto el resultado también podría haber sido mucho peor.

Nota: 5,5/10

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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