La producción que ‘Los Kennedy’ intentaron ocultar


Hace poco ha salido al mercado una producción que ha levantado varias ampollas en los círculos más poderosos de Estados Unidos. Me refiero a la serie sobre la vida privada de la familia Kennedy, con John F. Kennedy (interpretado por Greg Kinnear) y su mujer, Jacqueline Bouvier (Katie Holmes), como eje narrativo y dramático. Viendo el contenido de la trama, la descripción de personajes y la cadena de mando interna que se reflejan en la pantalla no es de extrañar las numerosas reacciones adversas del entorno de los Kennedy que han presionado para evitar el estreno.

Un estreno, por cierto, que en España ha sido de lo más extraño. Con anuncios de su venta en formato casero incluso en algunos cines, al tiempo que se podía adquirir en las tiendas un conocido canal especializado en producciones para las mujeres, Cosmopolitan, ha decidido emitirla. Algún motivo existirá. La historia comienza en 1960, en plena noche electoral, narrando cómo John (Jack para los amigos) vive las últimas horas antes de convertirse en presidente, derrotando a Richard Nixon. Junto a él, su esposa, su hermano Robert (Barry Pepper), su padre Joseph P. Kennedy (Tom Wilkinson) y su madre Rose (Diana Hardcastle). Sin embargo, la historia recupera a través de flashbacks todos los entresijos y acontecimientos que han llevado a JFK a convertirse en el hombre más poderoso de Estados Unidos.

La serie, como no podía ser de otro modo, emana glamour. Imprescindible para los amantes de la historia reciente, tanto universal como de los Estados Unidos, el plantel de actores ofrece su mejor versión para retratar a unos personajes frívolos, políticamente correctos pero moralmente ambiguos, que afirman ser americanos por encima de cualquier otro concepto a pesar de que eso sea, simplemente, un calificativo territorial.

Es precisamente con esas secuencias del pasado de la familia con las que se descubren muchas de las miserias, individuales y colectivas, que transforman en rancio ese glamour que nunca parecen perder ni los personajes ni la ambientación. A excepción de Robert, todos los hombres vivían por y para la política. Como si de un juego se tratara, el patriarca maneja los hilos de un futuro esperanzador para su hijo mayor, Joseph, truncado por una prematura muerte en la II Guerra Mundial. Fue entonces cuando John asume ese rol. Una vida que queda marcada por los plazos que impone la política, comenzando desde lo más bajo y subiendo en el escalafón hasta llegar a la Casa Blanca.

Pero uno de las imágenes más desagradables es la tormentosa vida personal no sólo del protagonista, sino de la familia en general. De todos es conocido los fatales finales que han tenido los miembros de la familia. Cuestión de destino o no, lo cierto es que la serie muestra una conducta que poco tiene que ver con la imagen de ese joven presidente idealizado, asesinado a tiros en medio de un mandato caracterizado por la lucha de la libertad, los derechos civiles y la honra a los héroes de guerra (él mismo fue herido en la II Guerra Mundial).

Incapaces de mantener la fidelidad a sus esposas, tanto el patriarca como nuestro protagonista (y su hermano, muerto en combate, antes que él) muestran una actitud despreocupada ante la posibilidad de un divorcio, posiblemente porque conocen el poder del dinero y de la fama. Jackie Kennedy, consciente de las aventuras de su marido, intentó sin éxito abandonarle. La madre de JFK se muestra resignada ante los escarceos amorosos de su ya anciano marido. Todo es política en casa de los Kennedy, algo que queda de manifiesto casi en cada plano, y que resulta más que evidente al montar la sede del candidato en la propia mansión.

Sólo Robert Kennedy, que no comparte las aspiraciones políticas de su padre y su hermano (aunque luego se presentó como candidato), muestra un atisbo de respeto y humanidad hacia el género femenino. Sin embargo, de poco sirven los consejos y las quejas en un ambiente donde las decisiones se toman en función de los votos que se puedan arañar a favor. Tal vez la mejor frase que define los mundos encontrados entre hombres y mujeres es la que dice la madre de John F. Kennedy: «Joseph y John son hijos de mi marido. Robert es sólo mío».

Acerca de Miguel Ángel Hernáez
Periodista y realizador de cine y televisión.

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