‘Black Panther: Wakanda Forever’: va por ti, Chadwick


Un nuevo Black Panther se alzará en 'Black Panther: Wakanda Forever'.

La prematura muerte de Chadwick Boseman, protagonista de Black Panther, no solo ha sido una tragedia para el séptimo arte (hemos perdido a uno de los mejores actores y con más proyección de su generación), sino que obligó a cambiar el paso a Marvel con la secuela de su personaje. Y más allá de crear una historia nueva, lo que Ryan Coogler (Creed. La leyenda de Rocky) propone es un homenaje a la memoria y figura de Chadwick y un personaje que él logró llevar a otro nivel. Y esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.

Lo mejor de este Black Panther: Wakanda Forever es el modo en que aprovecha esta terrible pérdida para componer un relato en torno a ello, en el que la culpa, el dolor y la esperanza se mezclan de forma armónica. Estos tres elementos son el motor no solo de la protagonista interpretada por Letitia Wright (Guava island), sino de los principales conflictos internos y externos de los héroes, moviéndose en todo momento entre el homenaje y la venganza. Y esto hace que, dada la duración del film (casi tres horas que en algún momento se hacen un poco lentas), el relato tienda a caer en la repetición de planteamientos, primero con un personaje, luego con otro, y así sucesivamente hasta mostrar cómo la muerte del personaje afecta a todos y cada uno de ellos. No es algo necesariamente malo teniendo en cuenta que se adereza con secuencias de acción y alguna que otra dosis de humor bien planteada, pero lo cierto es que pasado el primer acto y la mitad del segundo, seguir con estas diatribas entre el bien y el mal interiores resulta innecesario.

Habrá quien diga que habría sido mejor cambiar al actor y continuar con el personaje. Bueno, para gustos, los colores. La realidad es la que es, y es la que hay que analizar. Y como film, esta secuela es un entretenimiento serio y algo más complejo que los productos que ofrece La Casa de las Ideas últimamente, sobre todo en la pequeña pantalla. Al igual que ocurriera en la primera cinta, temáticas como el racismo, la codicia de las naciones disfrazada de seguridad internacional o el esclavismo están muy presentes en una historia que va más allá de la simple espectacularidad. La incorporación de la cultura maya no hace sino reforzar ese mensaje, amén de introducir nuevos personajes que, previsiblemente, volverán en algún momento a este Universo Cinematográfico. La estructura narrativa de la cinta aprovecha los conflictos que mencionábamos antes para avanzar en el trasfondo social y moral de los personajes, mientras que la parte más visual impulsa la acción hacia nuevos territorios. El problema, repito, es la duración. Todo este desarrollo podría haberse dado sin necesidad de tanto metraje, condensando algo más la historia y los arcos dramáticos de los protagonistas.

Se puede decir que Black Panther: Wakanda Forever es una digna sucesora del original. Manteniendo su tono algo más serio y «oscuro» de lo que Marvel nos tiene acostumbrados, la película falla, sin embargo, en el entorno. O mejor dicho, en el contexto menos narrativo. No es únicamente que sea excesivamente larga, sino que esto perjudica claramente su desarrollo en un segundo acto que quiere introducir y narrar en imágenes tantas cosas que termina engordando de forma innecesaria. Del mismo modo, hay algunos personajes secundarios a los que se ha querido dar algo más de peso narrativo, pero que terminan quedándose en eso, en un intento, lo que provoca algunas secuencias sin demasiado sentido. A pesar de todo, el viaje de la heroína es lo suficientemente sólido como para soportar el peso de toda la narrativa. Eso por no hablar de alguna que otra sorpresa para los fans en las escenas postcréditos. Pero sobre todo, esta secuela es un homenaje (personalmente, muy bonito) a Chadwick Boseman. Desde la introducción inicial hasta el último plano del film, dedicatoria en los títulos incluida.

Nota: 7/10

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